Sigue Argentina peleando por la copa del mundo, y la alegría se apoderó nuevamente de los hogares de esta hermosa nación luego del partido ganado contra México el sábado último. Argentina celebra, ¡y cómo no celebrar! ¿Es inoportuno hablar de política cuando el fútbol nos colma los corazones de felicidad? Seguramente. Pero lo inoportuno, con frecuencia, hace al periodismo, ya que la incomodidad es harta generadora de reflexiones, molestias, reclamos justos y rendimientos de cuentas, más aún si la política pretende que el maravilloso futbol “tape” sus enormes faltas. Apelemos una vez más a la metáfora: pensemos por un momento en aquellas personas que acaban de perder a un ser querido; para estos seguramente los partidos del mundial no son importantes, ya que el padecimiento que se encuentran atravesando es tan terrible, que se vuelve imposible “tapar” el dolor con un campeonato de futbol, aunque se trate del campeonato de los campeonatos... Traslademos esto ahora a una población más extensa, por ejemplo, a los habitantes indigentes que habitan suelo argentino, que representan según el INDEC, 8,8 % de personas. Sobre un total de 45.898.747 millones de argentinos, 4.031.169 de personas en Argentina son indigentes. Traslademos esto a una población aún más extensa, por ejemplo, a los habitantes pobres que habitan suelo argentino, que representan según el INDEC 36,5% de personas. Sobre un total de 45.808.747 millones de argentinos, 16.720.192 millones de personas en Argentina son pobres.
Repito y me alarmo, 4.031.169 de personas en Argentina son indigentes y 16.720.192 millones de personas en Argentina son pobres. ¿Saben cuántas personas viven en la hermana República Oriental del Uruguay? Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), en todo el Uruguay habitan 3.286.314 de personas. Muchos estarán pensando para qué comparar naciones demográficamente tan diferentes, y es lícito que lo apunten, pero la comparación puede resultar muy útil para poder colocar en escala a qué nos referimos cuando decimos que 4.031.169 de personas en Argentina son indigentes y 16.720.192 millones de personas en Argentina son pobres. Porque colocar en escala, nos puede hacer tomar conciencia del gravísimo y tristísimo problema que estamos atravesando en la República Argentina. Utilizando la regla de tres simple, no más, podemos deducir lo siguiente: La cantidad de indigentes en Argentina representa en números absolutos a toda la población que habita en Uruguay, para ser más precisos, a toda la población uruguaya y 744.855 personas más. Es decir, la cantidad de indigentes en Argentina supera en números absolutos a la población completa de todo el Uruguay. Por su parte, la cantidad de pobres en Argentina representa en números absolutos 5 veces a la población de todo el Uruguay, para ser más precisos, 5 veces a la población de todo el Uruguay y 288.622 personas más, es decir la cantidad de pobres en Argentina supera en número absolutos a 5 repúblicas orientales del Uruguay. Muchas veces los economistas cuando nos cuentan sobre nuestras crisis nos hablan de billones o trillones de dólares y se nos dificulta comprenderlos, y para poder ilustrarlo en escala, algunas veces nos grafican mostrándonos cuántas valijas o habitaciones podrían llenarse con esa cantidad de dólares en cuestión. En este caso, no se trata de dólares sino de personas, y las personas indigentes, aquí y ahora en Argentina, superan en números absolutos a toda la población que habita en nuestra nación hermana. ¿Se imaginan viajar a Uruguay y que toda su población, toda, no pueda comer? Si se lo imaginan, pueden comprender cuanta gente no puede hoy comer en Argentina. En una película sobre el holocausto, perpetuado durante la segunda guerra mundial, llamada “la lista de Schindler”, pudimos observar como un señor alemán llamado Oskar Schindler salvó muchísimas vidas de judíos que eran perseguidos para ser exterminados, y los salvó empleándolos en sus empresas que eran además administradas por un contador judío llamado Itzhak Stern. Cuando la película ya nos muestra que la guerra culminó frente a la capitulación de Alemania, observamos como el alemán Osckar Schindler debe escaparse en un tren, y éste al despedirse de todos aquellos judíos que pudo salvar, se lamentaba por no haber salvado la vida de más judíos que habían sido exterminados por los nazis, y Stern, en nombre de todos los judíos que fueron salvados, le entregó a Schindler un anillo de oro que habían confeccionado tras haber fundido con fuego algunos de sus arreglos dentales, y en ese anillo obsequiado a Schindler, decía grabado en su interior “quien salva una vida salva al mundo entero”. Un judío exterminado es un espanto, un armenio exterminado es un espanto, un ciudadano exterminado por oponerse a una dictadura es un espanto, un ucraniano exterminado en un espanto, un indigente que muere de hambre es un espanto, más que lo que representa en números absolutos la población completa de Uruguay muriendo de hambre es un espanto, lo que ocurre en Argentina es un espanto. En este estado de situación y con el afán de dejar de sufrir tanto, sin duda es comprensible que un mundial venga a colmarnos de ilusión, de euforia de la linda, y hasta que nos promueva, por fin, la unión de los argentinos que se encuentran hace años despiadadamente divididos y enemistados. Y celebremos por esto, como no hacerlo si Argentina gana partidos. Pero no dejemos de concientizar que no deja de ser un campeonato de futbol que dura un mes, y no olvidemos que mientras tanto somos un país “con más de un Uruguay completo que hoy no come”, y no hay Schindlers a la vista, sino la ilusión de ganar a la pelota, y la presencia de una cantidad inmensa de dirigentes políticos que no trabajan para que dejemos de ser “más de un Uruguay completo que hoy no come”. Autora: Sandra Choroszczucha Politóloga y Profesora (UBA) www.sandrach.com.ar
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