El Estado de Excepción fue aprobado por el gobierno del presidente Nayib Bukele el 27 de marzo del presente año como respuesta a la escalada de violencia y homicidios que sacudió a El Salvador durante esas fechas. Pasados más de ocho meses de vigencia, tras sus correspondientes prorrogas, al contar el Gobierno con mayoría absoluta en el parlamento salvadoreño, tanto el presidente como sus ministros han reiterado su intención de prorrogar la situación el tiempo que sea necesario para ganar la guerra a los grupos violentos. La intención de acabar con los grupos violentos que azotan al país es loable, pero ¿Vale todo para acabar con la violencia? La Asamblea Legislativa aprobó el pasado 15 de noviembre con 67 votos a favor la octava prórroga del régimen de excepción[1]. Al presentar la iniciativa y justificar la ampliación de la medida, el ministro de seguridad, Gustavo Villatoro, defendió que “Esta es una estrategia firmemente elaborada y los resultados indican que esta estrategia no está fallando”.[2].
Además, informo que la vigencia de esta situación ha permitido capturar a 57.568 pandilleros, entre ellos 843 jefes de clicas o grupos de la Mara Salvatrucha (MS-13) y Barrio 18, y resaltó que de los 15 cabecillas de la llamada Ranfla Nacional de la MS-13, que dirigen todas las operaciones criminales, nueve ya están en la cárcel.[3] El Gobierno esgrime que al momento de aprobarse por primera vez el régimen de excepción y se amplió la persecución de las pandillas, “teníamos registro de 76.600 pandilleros, quiere decir que a esa cifra le hace falta capturar alrededor de 26.000”.[4] El “problema” que aprecia el autor en la aplicación de este régimen, al que, en su opinión, se debe recurrir únicamente en casos excepcionales como su propio nombre indica, es la perversión de la figura jurídica como tal. En otras palabras: El Gobierno salvadoreño ha convertido en ordinaria una situación extraordinaria. Y usted, amigo lector, se preguntará: ¿“Que intenta conseguir el Gobierno de El Salvado con la implantación sine die de esta norma excepcional”? Lo que se está intentando, es resolver un problema de orden público existente con una parte de la población (las pandillas) mediante la utilización de mecanismos que convierten en “sospechosa” a toda la población salvadoreña en su conjunto. Recientemente, en una entrevista concedida al periódico La Vanguardia (España), Miguel Montenegro, director de la Comisión de Derechos Humanos de El Salvador, explico cómo ha influido la aplicación del estado de excepción decretado por el presidente Bukele a la población salvadoreña en general: “Está afectando a todos porque jóvenes, mujeres, familias, corren el riesgo de ser detenidos simplemente como sospechosos. Se ha criminalizado a muchas comunidades y barrios donde operan las pandillas. Allí vive gente que no tiene nada en absoluto que ver con las pandillas, sino que son acosadas por estas para que paguen una extorsión. Pero con este régimen de excepción son criminalizadas como colaboradoras de las pandillas y son detenidas”.[5] El Gobierno siempre ha insistido en que sigue contando con el apoyo de la población para la aplicación de sus medidas. Sin embargo, siendo un apoyo importante, éste se ha venido reduciendo durante los últimos meses de gestión. En 2021, año de las últimas elecciones legislativas, el partido del gobierno cosechaba entre el 44 % y el 47 % de las preferencias. Un año y medio después, el número se redujo al 27 %[6] Al analizar detenidamente las últimas encuestas publicadas en el país, se infiere que buena parte de los ciudadanos no está de acuerdo con algunas de las políticas más importantes del gobierno Bukele, como el régimen de excepción decretado en marzo y que ya el congreso bukelista ha prorrogado en ocho ocasiones. El 75 % de la población aprobaba el régimen de excepción en octubre, diez puntos menos que la cifra registrada el mes anterior.[7] Además, cuando opinan sobre medidas concretas del régimen, como detenciones por periodos mayores de 72 horas o las capturas sin orden judicial, 8 de cada 10 salvadoreños las desaprueban. El presidente Bukele señalo el pasado 23 de noviembre que “aún quedan pandilleros y tenemos que ir y extraerlos”,[8] por lo que también anunció el lanzamiento de la fase cinco del Plan Control Territorial, en la que se incorporan al menos 14.000 efectivos militares para dar cumplimiento a la medida anunciada. De acuerdo con el presidente salvadoreño, la fase cinco consiste en “cercar grandes ciudades y hacer el proceso de extracción de los terroristas que están dentro de esas ciudades sin darles la posibilidad de escapar”. Es en este punto donde se considera pertinente abordar la discusión académica, así como la pregunta que sobrevuela este articulo: ¿Vale todo para acabar con la violencia?. El proceso de “extracción de terroristas”, como lo llama el presidente, ¿Se hará respetando los derechos humanos y el Estado de Derecho en El Salvador? Es obligado plantear aquí la duda razonable sobre la observancia por parte del Gobierno de las más elementales normas de respeto a la dignidad humana de la persona. En opinión del autor, aún es prematuro calificar como una dictadura la situación política actual de El Salvador. Sin embargo, se infiere que el país se encuentra en una senda que, de no corregirse a la mayor celeridad posible, le conducirá irremediablemente a un régimen antidemocrático y, por tanto, autoritario. Situaciones como la falta de independencia de algunas instituciones del Estado con respecto al Gobierno, como es el caso del poder judicial o el temor de la ciudadanía a alzar la voz contra las decisiones del gobierno por temor a las posibles represalias son síntomas inequívocos de la falta de salud democrática del país centroamericano desde que Nayyb Bukele accedió a la presidencia de la república en junio de 2019. Para intentar revertir la situación, se propone al Gobierno de El Salvador la siguiente medida concreta: Liderar decididamente la elaboración de un “Plan Nacional de Seguridad Ciudadana” que involucre a todas las fuerzas vivas del país con el objetivo común acabar con la inseguridad ciudadana existente en territorio salvadoreño. El objetivo de esta medida es el de reestablecer la normalidad constitucional, con el consiguiente restablecimiento pleno de las libertades constitucionales amparadas por la constitución de la Republica de El Salvador aprobada el 15 de diciembre de 1983. Autor: Diego Lopez Sisniega Licenciado en Derecho por la Universidad de Navarra (2008) Máster en Acción Política, Fortalecimiento Institucional y Participación Ciudadana en el Estado de Derecho por la Universidad Francisco de Vitoria (2022) [1] Noticia publicada por Milton Rodriguez en El Diario de Hoy el 15 de noviembre de 2022. https://www.elsalvador.com/noticias/nacional/regimen-de-excepcion-octava-prorroga/1016139/2022/ [2] Noticia publicada por marcos alemán en Los Ángeles Times el 15 de noviembre de 2022. https://www.latimes.com/espanol/internacional/articulo/2022-11-16/el-salvador-aprueba-octava-prorroga-del-estado-de-excepcion [3] Noticia publicada por marcos alemán en Los Ángeles Times el 15 de noviembre de 2022. https://www.latimes.com/espanol/internacional/articulo/2022-11-16/el-salvador-aprueba-octava-prorroga-del-estado-de-excepcion [4] Comparecencia pública del ministro de seguridad, Gustavo Villatoro, ante la asamblea legislativa el 15 de noviembre de 2022. [5] Entrevista en La Vanguardia publicada el 16 de noviembre de 2022 por Félix Flores. https://www.lavanguardia.com/internacional/20221116/8608211/miguel-montenegro-jovenes-mujeres-familias-corren-riesgo-detenidos-salvador.html [6] Encuesta publicada por la Universidad Centroamericana (UCA) correspondiente al mes de octubre de 2022. [7] Encuesta publicada por la Universidad Centroamericana (UCA) correspondiente al mes de octubre de 2022. [8] Noticia publicada por Ana Lucia Garcia en el periódico Prensa libre de Guatemala el 24 de noviembre de 2022. https://www.prensalibre.com/internacional/la-estamos-ganando-el-video-con-el-que-nayib-bukele-asegura-que-su-lucha-contra-las-pandillas-ha-sido-efectiva/
1 Comentario
Maria
12/12/2022 06:52:24 pm
Excepcional visión del autor. Enhorabuena. Agradecida por abrir camino
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