El tercer gobierno Lula empezó con una gran coalición de partidos de diferentes puntos del espectro ideológico. Ya en el período electoral, el Partido de Trabajadores se unió a quince partidos, siendo la coalición más amplia que celebró Lula desde que se presentó por primera vez a la presidencia de la república, en 1989. Lo que ya era posible observar en aquel entonces es que la tarea de coordinar este amplio grupo no sería nada fácil. Tal dificultad se presentaba aún más visible con la formación de la base de apoyo al gobierno que incorporó otros tres partidos más bien de perfil de centro, centro derecha y derecha, como MDB, União Brasil y PSD (cada uno de estos partidos tiene tres Ministerios[1]). Intentando garantizar el apoyo de esta amplia y heterogénea base, el gobierno distribuyó cargos entre sus aliados. Sin embargo, la compleja arquitectura que pretende garantizar apoyo y gobernabilidad a Lula ya presenta señales de fragilidad. El ultimo día 03 de mayo, el gobierno sufrió una derrota significativa en Congreso de Diputados, cuando miembros de la coalición votaron masivamente en contra de la propuesta de cambios en el Marco del Tratamiento Sanitario de Aguas presentada por el gobierno, que obtuvo solamente 136 votos mientras 295 diputados votaron en contra. El resultado de la votación llamó la atención y encendió la señal de alerta en el Ejecutivo, especialmente porque partidos con ministerios votaron en contra el gobierno, lo que señala que no hay cohesión entre la base y el gobierno. Todos los diputados del União Brasil, casi todos del MDB, 31 de 32, y 20 de los 27 representantes del PSD votaron contra la propuesta presentada por el ejecutivo. Otros dos partidos de derecha que ya señalaron la posibilidad de apoyar el gobierno, Republicanos (todos los 43 diputados) y PP (34 de los 35 presentes) votaron en contra la propuesta gubernamental. Dicho resultado trajo a la luz la fragilidad de esta amplia y heterogénea coalición celebrada por el gobierno, dejando claro, también, la poca organización y dialogo entre gobierno y base.
Este desafío a la gobernabilidad, que ya había sido señalado en el inicio del mandato seguirá siendo un de los principales puntos de la relación entre poderes. El proprio Lula, que es conocido por ser un buen articulador político, todavía no ha ejercido sus habilidades de negociación, pero llamó la atención de sus ministros de las Relaciones Institucionales, Alexandre Padilha y del ministro de la Casa Civil, Ruy Costa, exigiéndoles más acercamiento y mejor diálogo con la base gobernista. Queda claro que la sola distribución de cargos en ministerios es insuficiente para garantizar el apoyo de los partidos políticos al gobierno, especialmente si se trata de aquellos menos identificados ideológicamente con el partido del Presidente de la República. La actual composición del Congreso de los Diputados confirma el crecimiento de los partidos menos ideológicos y más pragmáticos, el bloque conocido en los medios de comunicación como “centrão”, gana cada vez más espacio entre los representantes desde las elecciones 2014. Dichos partidos pueden garantizar su apoyo al gobierno siempre que este les retribuya con cargos y dinero. Una de las posibilidades de transferencias de recursos a los parlamentares, el Presupuesto Secreto[2], fue vetada por el poder judiciario por no garantizar transparencia en su aplicación. Sin embargo, en el presupuesto de 2023 estaban previsto cerca de diez mil millones de reales (aproximadamente dos mil millones de euros) para enmiendas parlamentarias, estas si reconocidas legalmente y con importantes características de transparencia. No obstante, la distribución de estos recursos es inferior de lo que se esperaba, y de acuerdo con algunos de los analistas este puede ter sido el motivo del rechazo de dichos partidos a apoyar el gobierno en una importante votación. Se trataría de una señal de que el gobierno no tiene el apoyo irrestricto de estos sectores, pero que el apoyo está condicionado a las transferencias. Algunos apuntan que esta puede ser la primera de muchas derrotas de Lula en el parlamento, lo que sería un recado al presidente de que tiene que mejorar su articulación política con el legislativo. El Parlamente juega con las cartas que tiene, mientras espera una postura más incisiva del gobierno en relación a la distribución de recursos e, incluso, en relación a la distribución de ministerios y cargos de los altos escalafones. Hay Medidas Provisorias[3]importantes, que no fueron votadas o siquiera apreciadas por el Congreso, algunas con la fecha de caducidad cerca. El gobierno Lula es consciente de la complejidad y fragilidad de su base de apoyo, tanto que en esta legislatura no presentó para votación temas considerados de relevancia, como hizo en gestiones anteriores cuando aprovecho el periodo de Luna de Miel (los primeros 100 días), para enviar al Congreso medidas relevantes. No es posible saber si se trata de una estrategia del gobierno, un intento de negociar con esta base en términos diferentes de los que se acordó o se si trata simplemente de desorganización o falta de coordinación por parte del Planalto que no fue capaz de organizar la distribución de cargos y dinero de modo a satisfacer su base y garantizar su apoyo. Por lo que se puede ver, hoy, hay un vacío en la coordinación de la coalición y el gobierno parece todavía un poco perdido en el sentido de coordinar y organizar una base de apoyo tan heterogénea. De momento, la actitud del gobierno lleva a derrotas significativas y al riesgo de perder medidas importantes por caducidad, sin al menos ser votadas en el parlamento. Las relaciones armónicas entre legislativos y ejecutivos son fundamentales para garantizar la gobernabilidad. Sin embargo, es importante considerar que, en un escenario de una coalición heterogénea, los desafíos que se presentan pueden inviabilizar el éxito del gobierno en diferentes materias, perjudicando no solamente al presidente y su partido, sino a toda la sociedad al no asegurar la votación de medidas que van desde cuestiones más burocráticas hasta políticas públicas importantes para el desarrollo económico y social. Autora: Soraia Viaira Profesora de la Universidad Federal Fluminense - UFF Brasil) [1] El MDB tiene los Ministerios de Ciudades, Transportes y Planificación; PSD tiene Minas y Energía, Pesca y Agricultura; el União Brasil Turismo, Comunicación e Integración Regional. [2] El "presupuesto secreto" es un nombre dado a las enmiendas del relator, la cuales no siguen las reglas de publicidad y transparencia de otros tipos de enmiendas, y desde 2019, el nombre del parlamentario que solicitó el dinero, está oculto, porque el relator negocia cuánto puede indicar cada diputado, Pero sin la identificación del diputado o senador en el proyecto de presupuesto. Tal emenda dificulta la transparencia de los gastos de dinero público [3] La medida provisional (MP) es un acto con fuerza de ley, adoptado por el Presidente de la República. Esta medida se utiliza en situaciones de urgencia o de gran importancia, en las que no es posible esperar al procedimiento legislativo común.
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