El oficialismo ante la fragmentación política: consulta y elecciones seccionales en Ecuador4/2/2023 El próximo 5 de febrero los ecuatorianos acudirán a las urnas para elegir alcaldías, prefecturas, y resolver una consulta plebiscitaria que plantea modificaciones constitucionales. También se elegirán miembros del Consejo de Participación Ciudadana (CPCCS). El ejecutivo central afronta estos comicios con el líder peor valorado de América del Sur en 2022 (Gallup), que no es poco decir, y como uno de los estandartes del centroderecha sudamericano en un contexto en el que la izquierda copa los principales sillones presidenciales del continente. Esta situación es resultado de un buen aprovechamiento del voto ‘de castigo’ antioficialista en los últimos años más que a un giro ideológico de la región. Así lo demuestran las victorias conservadoras de Lacalle Pou en 2020 o Lasso en 2021, también desde la oposición, o las dificultades de la izquierda para extrapolar esas victorias presidenciales a escala municipal y regional en grandes núcleos poblacionales como Lima, Buenos Aires, Santa Cruz, Sao Paulo o Rio de Janeiro, además de Montevideo o Asunción, donde el centroderecha también retiene la presidencia a nivel nacional.
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Durante el año 2022, América Latina sufrió cambios políticos contundentes: Países como Colombia, Chile, Honduras y Brasil pasaron de estar gobernados por partidos del espectro de la derecha política a contar con gobiernos de izquierda, aunque se debe señalar aquí, que no es posible equiparar, por ejemplo, la izquierda que representa Gabriel Boric en Chile con la Honduras que gobierna Xiomara Castro. La derecha, por su parte, únicamente gobierna en Uruguay, Ecuador y Paraguay, que acudirá a las urnas el próximo 30 de abril. El año 2023 se presenta como un año de múltiples retos para América Latina en diferentes ámbitos. Estos retos, así como sus correspondientes soluciones, deben ser indicativos para conocer como encara esta zona del mundo la tercera década del siglo XXI. Cada país tiene un desafío concreto al que hacer frente. Al mismo tiempo, la región en su conjunto cuenta con la oportunidad de demostrar una mayor unidad de acción en el concierto internacional para volver a ser un actor decisivo en el nuevo año. El panorama político de Centroamérica en este 2023 no mueve en general al optimismo. Las democracias, instauradas en la región entre las décadas de los ochenta y noventa del siglo pasado – con la excepción de Costa Rica-, se encuentran en una situación de crisis y en casos como en el de Nicaragua o El Salvador, en un franco declive. En otros casos como el de Honduras, sin embargo, el escenario muestra tendencias contradictorias, como se verá inmediatamente. La incapacidad de los distintos gobiernos de la región para dar respuesta a las principales demandas de la ciudadanía, unida a la corrupción, han erosionado fuertemente la reputación y el desempeño electoral de los partidos tradicionales. En este escenario de crisis generalizada de la representación política, se han abierto paso en los últimos años nuevos liderazgos que utilizan a los partidos como meras palancas de proyección de sus candidaturas y que llegan al poder aupados por el rechazo al establishment político que siente buena parte de la ciudadanía. The Objective.- El día 1 Lula tomó posesión como nuevo presidente del gigante latinomericano en una ceremonia histórica. Histórica porque era el único hombre que conseguía llegar a la presidencia tres veces e histórica porque, unos días antes, Jair Bolsonaro, había cogido un avión de la Fuerza Aérea Brasileña y se había instalado en Florida, negándose al rito tradicional de pasar la banda presidencial al nuevo jefe del ejecutivo. Pero Lula estaba bien acompañado, primero de su esposa, la primera dama Janja, que pretende marcar un papel muy diferente a la de sus antecesoras, erigiéndose como una mujer fuerte, activa, símbolo del feminismo del gobierno Lula3. Después su vicepresidente, Geraldo Alckmin, que también presente superar la tradición de vicepresidentes decorativos. A pesar de enemigo histórico de Lula, es depositario de la confianza de este, ha sido el nombre encargado de organizar la transición del gobierno y será nuevo ministro de Industria y Comercio y quien dialogará con empresarios, industriales y público más conservador. Además, Lula estaba rodeado de otros 36 ministros que llevarán la gestión de Brasil a sus espaldas... Leer más Comenzó 2023. En Argentina hemos atravesado múltiples situaciones de crisis en los últimos tiempos, situaciones que siguen su curso y parecen guiarnos hacia lugares poco felices. Campeones del mundo En un solo terreno vencimos y a lo grande, hemos ganado el mundial de futbol y millones de argentinos se hicieron escuchar con excelsos festejos desparramando una alegría que resonó y se replicó en varias naciones del mundo. Una buena, buenísima para Argentina. Hablemos de instituciones, de corrupción y de justicia Judicialmente venimos padeciendo arremetimientos constantes desde el poder Ejecutivo al Judicial. Así abundaron amenazas del núcleo duro kirchnerista, advirtiéndonos que “si a Cristina la condenan que quilombo se va a armar”. La condena que finalmente se le dictó a Cristina Fernández de Kirchner (CFK), ex presidenta, actual vicepresidenta, es por la causa Vialidad, que refiere a irregularidades en la obra pública cuando ella fuera presidenta; los fiscales de la causa pidieron que CFK sea condenada a 12 años de prisión con inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos por los delitos de administración fraudulenta al Estado y de ser la jefa de una asociación ilícita. Este 1º de enero de 2023, Lula tomará posesión para su tercer mandato como presidente de Brasil. El gobierno elegido con un pequeño margen de ventaja[1] a finales de octubre de 2022 enfrentará un escenario con muchos desafíos, en especial de orden político e institucional. Lula ha intentado, ya desde que formó el equipo de transición, incorporar los diferentes grupos políticos/ partidos que le apoyaron en el periodo electoral[2]: esta ingeniería es aún más compleja en la composición de los ministerios. El presidente intenta incorporar en su gobierno, en los cargos del alto escalafón y en los ministerios, a los representantes de los partidos que le apoyaron en el periodo electoral[3]. Una característica de la nueva gestión es que incorpora partidos de un amplio arco ideológico, desde la izquierda hasta la centroderecha. Incluido el PSD y el MDB: en esta última fuerza destaca su candidata a presidenta, Simone Tebet, la tercera en la primera vuelta...
Pedro Castillo, el ya expresidente golpista de Perú, no es sino un síntoma más de una enfermedad que gangrena al sistema político peruano y que, de vez en cuando, desemboca en crisis de régimen que ponen en peligro la institucionalidad democrática. No es un fenómeno exclusivamente peruano, pues hay abundantes ejemplos latinoamericanos semejantes, pero en el país andino se dan de forma más marcada. Castillo fue, en primer lugar, hijo de un sistema político que no posee un sistema de partidos con el suficiente músculo para sostener la institucionalidad democrática. Castillo ha sido un pésimo gobernante y solo fue un competente candidato a presidente que se aprovechó, en la campaña de 2021, de las debilidades ajenas, de los problemas estructurales de un colapsado sistema partidista peruano (hubo 23 candidatos en los comicios de hace una año y medio). Sacó partido de la endeblez de un centro devaluado y dividido (Julio Guzmán y George Forsyth), de una derecha fragmentada (Rafael López Aliaga y Daniel Urresti), de una izquierda desnortada (Verónika Mendoza y Yonhy Lescano) y, en segunda vuelta, canalizó el heterogéneo y huérfano voto antifujimorista. Su única virtud conocida era la de ser un maestro ajeno a una elite política rechazada por la población y representar al Perú profundo (indígena y rural). En segundo lugar Castillo es producto de un Perú penetrado por la corrupción... El Estado de Excepción fue aprobado por el gobierno del presidente Nayib Bukele el 27 de marzo del presente año como respuesta a la escalada de violencia y homicidios que sacudió a El Salvador durante esas fechas. Pasados más de ocho meses de vigencia, tras sus correspondientes prorrogas, al contar el Gobierno con mayoría absoluta en el parlamento salvadoreño, tanto el presidente como sus ministros han reiterado su intención de prorrogar la situación el tiempo que sea necesario para ganar la guerra a los grupos violentos. La intención de acabar con los grupos violentos que azotan al país es loable, pero ¿Vale todo para acabar con la violencia? A lo largo de los diferentes procesos electorales que tendrán lugar en 2023 se podrá poner a prueba la validez de las distintas teorías esgrimidas para analizar lo que ocurre en América Latina. Entre ellas, si seguirá primando el voto de castigo a los oficialismos o se confirma la teoría del giro a la izquierda. De acuerdo con los resultados de las últimas 15 elecciones presidenciales, en 14 perdieron los oficialismos, lo que permite hablar de un fuerte sentimiento de descontento con la labor gubernamental. El único caso donde ganó el “incumbente” fue en Nicaragua, y si esto ocurrió se debió básicamente a la fuerte represión ejercida contra la oposición política y al fraude orquestado por el matrimonio Ortega – Murillo. En 2022 hubo otros procesos electorales que también sirvieron para cuestionar la idea de un profundo giro a la izquierda en la región, como fue el plebiscito de salida para aprobar la nueva Constitución chilena, saldado con una fuerte derrota del gobierno progresista de Gabriel Boric. Más recientemente tuvieron lugar las elecciones municipales en Cuba, y si bien el proceso electoral no se ciñe a los cánones de la de democracia representativa, especialmente en lo que respecta a la presentación de candidaturas por las fuerzas o grupos de oposición, lo cierto es que en estos comicios solo voto el 68,58% de los ciudadanos habilitados para hacerlo, lo que supuso la participación más baja en los últimos 40 años. Sigue Argentina peleando por la copa del mundo, y la alegría se apoderó nuevamente de los hogares de esta hermosa nación luego del partido ganado contra México el sábado último. Argentina celebra, ¡y cómo no celebrar! ¿Es inoportuno hablar de política cuando el fútbol nos colma los corazones de felicidad? Seguramente. Pero lo inoportuno, con frecuencia, hace al periodismo, ya que la incomodidad es harta generadora de reflexiones, molestias, reclamos justos y rendimientos de cuentas, más aún si la política pretende que el maravilloso futbol “tape” sus enormes faltas. Apelemos una vez más a la metáfora: pensemos por un momento en aquellas personas que acaban de perder a un ser querido; para estos seguramente los partidos del mundial no son importantes, ya que el padecimiento que se encuentran atravesando es tan terrible, que se vuelve imposible “tapar” el dolor con un campeonato de futbol, aunque se trate del campeonato de los campeonatos... |