Como una foto en blanco y negro del siglo XX con aroma a naftalina, es el recuerdo que ha dejado la reciente reunión de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC) en Buenos Aires. La VII cumbre del bloque, pareció un documental del pasado -que lamentablemente en la región no es remoto y sigue presente-. Observamos abrazos, palmoteos de espalda, el regreso de Lula y Brasil, la ausencia de Nicolás Maduro y de Andrés Manuel López Obrador. Mayoritariamente se habló de los viejos temas de integración, se volvió con la aspiración de la moneda única regional, el bloqueo de Cuba, democracias fatigadas y los avances de la amenaza “fascista derechista”, entre otros, que dan cuenta de lo poco que se avanza en una región que, para peor, ahora sus mandatarios decidieron hacer las reuniones a puertas cerradas en contra de toda la transparencia que exige la ciudadanía. Por cierto, como era previsible no se hicieron pronunciamientos sobre la falta de democracia en Venezuela y Cuba.
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