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Argentina 2023: partidos, coaliciones, instituciones y elecciones

10/5/2023

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​La quietud se identifica, si cabe el término, a nivel macro social, mientras sí se observan pequeños focos, subgrupos con inquietudes particulares y genuinas que protestan, marchan y se expresan en las calles (ciudadanos que se han quedado sin electricidad días, semanas o meses y que no han podido alimentarse ni refrigerarse ni mantener sus comercios abiertos; ciudadanos que protestan por la inseguridad creciente en las calles, ataques, robos, y asesinatos que crecen estrepitosamente; protestas por bajos salarios o falta total de ingresos, frente a subas de precios constantes en medio de un régimen de alta inflación, etc.). 
Así, existen micro protestas y micro desordenes, de una sociedad argentina que en términos globales parece encontrarse tiesa. Asistimos a la quietud de una sociedad afligida frente a la inquietud de esa misma sociedad perturbada, inquietud que en primera instancia se deduce en base a datos (a datos oficiales), que nos revelan la delicadísima situación macroeconómica que padecemos. Días atrás tuvimos un dólar que casi alcanzó los 500 pesos argentinos, exactamente $495. Cuando gobernó Mauricio Macri ya había escalado considerablemente el precio del dólar (una suba que aumentó de $14,17 a $62,99, momento que culminó su mandato el ex presidente de Cambiemos en 2015), y en aquel entonces, nos perturbamos muchos argentinos, con un temor lógico, porque una devaluación importante genera una inflación importante, y la generó. Al día de la fecha, ya sin Macri, y sí con Alberto Fernández, Cristina Fernández de Kirchner (CFK) y Sergio Massa, nos encontramos frente a un dólar que cotiza en estas horas a $471, y nos perturbamos muchos argentinos, con un temor lógico, porque una devaluación importante genera una inflación importante y la está generando, extremadamente más importante de la ya importante de la “era Macri”.
Nos encontramos así, frente a una devaluación extrema, que el actual ministro de Economía, Sergio Massa, intenta disimularla junto al kirchnerismo que lo acompaña/avala. Pero eufemismos que van y vienen, no pueden negar la concreta realidad, que es que desde que abandonaron la cartera económica Martín Guzmán/Silvina Batakis hace ya ocho meses, el dolár subió $128, y solo en el último mes en curso el precio del dólar trepó $74. Y esta devaluación es tan feroz que la inflación también es feroz, y la imposibilidad de adquirir bienes y servicios, y especialmente alimentos, también es feroz.

Una dirigencia política que resiente a la economía y paraliza a una sociedad desesperada

La dirigencia política, a todas luces parece ser la gran responsable de esta inquietud económica y de la curiosa quietud macro social. La mayoría de los dirigentes políticos, del partido o coalición que sea, se encuentra en “modo campaña” hace meses o años. Muchos son, aquí y ahora, legisladores u ocupan cargos ejecutivos, pero nos cuentan aquello que harán luego de que se concreten las elecciones a fines de 2023. El kirchnerismo nos repite que cuando venga Cristina todos vamos a ser felices, y Cristina nos gobierna hace tres años y medio y el 40% de los argentinos oficialmente ya es pobre y más de 5 millones de personas oficialmente ya no come. 

El actual gobierno del Frente de Todos nos cuenta que la culpa de nuestra feroz crisis macro-económica la tienen la pandemia, la guerra, la sequía y Mauricio Macri (que gobernó desde 2015 a 2019).

El resto de los países de la región y del mundo sufrieron/sufren de estos mismos flagelos: pandemia, guerra, sequía o falta de ésta porque varias naciones ni cuentan con tierras fértiles para producir alimentos. Y es cierto que el resto de las naciones del mundo no tuvieron a Macri presidente, pero sí padecieron de un ex presidente que ordenó cerrar el Congreso y fue destituido en Perú, o un ex presidente que generó disturbios frente a irregularidades electorales en Bolivia y vino a refugiarse a la Argentina, o un ex presidente que cuando perdió la elección se fue corriendo a Estados Unidos y sus fanáticos seguidores organizaron disturbios destituyentes y amenazaron al orden democrático en Brasil, y estos países como tantos otros en otras latitudes, con ex presidentes que han legado hartas problemáticas, hoy no se posicionan en el top five de países con más alta inflación a nivel mensual e interanual.

Argentina fue el país con mayor Índice de Precios al Consumidor (IPC) mensual para marzo de 2023 en la región latinoamericana, con 7,7%, superando a Venezuela con 4,2% y al resto de los países que presentaron un IPC considerablemente menor. Y Argentina se encuentra en la posición número 4 a nivel global como nación con mayor inflación interanual con un porcentaje de 104,3%, solamente por debajo de Venezuela, Siria y Líbano. 

Sistema electoral y elecciones en Argentina

En Argentina se celebrarán este año elecciones generales. Desde la reforma constitucional del año 1994, nuestro sistema electoral es por mayoría absoluta con posibilidades de ballotage. Para el caso argentino, el triunfo por mayoría absoluta consiste en que un partido o coalición obtenga 45% de los votos válidos emitidos o más. O que un partido o coalición obtenga 40% de los votos válidos emitidos (o más, pero menos de 45%) y al mismo tiempo obtenga una diferencia porcentual con el segundo “ganador” de 10 o más puntos. Si alguna de estas dos situaciones ocurre surge el partido o coalición triunfante en primera vuelta. Si ninguna de estas dos situaciones sucede, se deben celebrar nuevas elecciones, una segunda vuelta electoral o ballotage donde competirán los dos partidos y/o coaliciones que más votos hayan obtenido en primera vuelta, y el que más votos adquiera en la segunda vuelta resultará el triunfador. 

En Argentina el sistema electoral contempla también que antes de que se celebren las elecciones generales, se convoque a asistir a las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO), que consisten en las internas de cada partido o coalición que presentan sus diferentes precandidatos, y el que más votos obtenga, finalmente será el candidato a competir. Son elecciones primarias porque son internas que anteceden a las generales, son abiertas porque pueden votar ciudadanos afiliados o no al partido o coalición que desee, son simultáneas porque ocurren en el mismo momento en todo el país y son obligatorias por ley.

Las elecciones internas PASO nacionales, según lo establecido por el Código Nacional Electoral, se realizarán en Argentina el 13 de agosto de 2023. Bajo esta instancia se votarán entonces las listas de precandidatos de los partidos o alianzas políticas, para que luego los ganadores de cada partido o coalición compitan en las elecciones generales que se celebrarán el 22 de octubre de 2023.

Ese día, se van a elegir en Argentina presidente y vicepresidente, diputados y senadores nacionales. Se renovarán 130 bancas en la Cámara de Diputados y 24 bancas en la Cámara de Senadores.

Si hubiese necesidad de una segunda vuelta electoral se celebrará el 19 de noviembre del mismo año. En Argentina, una sola vez se recurrió al ballotage, y fue el 22 de noviembre de 2015 cuando compitieron Mauricio Macri del PRO de la coalición Cambiemos contra Daniel Scioli del kirchnerista Frente para la Victoria (FPV), y venció en la segunda vuelta Mauricio Macri.

Cabe añadir, que también este año, se cebran elecciones provinciales donde se elegirán gobernadores, intendentes y concejales, pero en esta ocasión la mayoría de las provincias decidieron celebrar sus elecciones con antelación a la contienda nacional, con el objetivo de desdoblar la elección provincial de la general, con el propósito de no sufrir el “efecto arrastre”, considerando que candidatos nacionales (especialmente del oficialista Frente de Todos que viene gobernando muy mal) pueden llevar a que gobernadores pierdan elecciones concurrentes con quienes vienen gobernando muy mal. Por tal motivo, en Argentina ya se celebraron elecciones provinciales y se continuarán celebrando nuevas elecciones provinciales este fin de semana y los subsiguientes. Hasta el momento, al menos 18 provincias (tenemos un total de 24 jurisdicciones provinciales) celebrarán sus elecciones desdobladas de las nacionales que sucederán el día 22 de octubre.

¿Hay una clara polarización político-partidaria en Argentina?

Todo indica que no, sí hubo una marcada polarización durante años, desde fines del siglo XIX y comienzos del XX, conservadores (del Partido Autonomista Nacional) vs radicales (de la Unión Cívica Radical, UCR), durante gran parte del siglo XX radicales vs peronistas con interrupciones muy frecuentes de golpes de Estado militares, y luego de la crisis de 2001, el sistema de partidos en Argentina fue sufriendo una enorme deconstrucción y reconstrucción, y así la centenaria UCR perdió vigor por un largo período, el PRO de Mauricio  se creó en octubre de 2005, la Coalición Cívica fue conquistando paulatinamente mayor espacio y el peronismo se fue desdibujando/parcelando mientras se fortalecía un nuevo Frente para la Victoria en 2023 (también auto percibido peronista) liderado por la familia Kirchner, quienes parecían pretender perpetuarse en el poder (Néstor Kirchner gobernó de 2003 a 2007; Cristina Fernández de Kirchner de 2007 a 2011, y frente a la muerte de Néstor Kirchner en octubre de 2010, resultó reelecta Cristina Fernández de Kirchner desde 2011 a 2015) . Llegado el año 2015 el PRO, la UCR y la Coalición Cívica decidieron conformar una coalición, Cambiemos, y dar batalla contra el kirchnerismo que ya había sido bautizado como el Frente Para la Victoria, y desde ese entonces la polarización parecía volverse impiadosa.

Y aclaro “parecía”, porque en rigor, en la elección de 2015 en la primera vuelta electoral, Macri del PRO de Cambiemos obtuvo 34,15% de los votos contra Daniel Scioli del Frente para la Victoria que obtuvo 37.08%; pero por otra parte, el entonces creado Frente Renovador (FR, un frente también peronista extremadamente anti kircherista) atrajo hacia a su líder, Sergio Massa 21,39% de los votos en la primera vuelta electoral. Otros partidos atrajeron menor cantidad de votos. Vale decir, no existió en 2015 en la primera vuelta electoral un voto dividido en dos partes, sino que el FR de Sergio Massa ocupó un tercer espacio, mientras Cambiemos y el FPV se disputaban poco más de un tercio de los sufragios cada uno. Así, existió una tercera fuerza en cuestión, fuerza massista que pretendía presentarse en el centro del espectro ideológico, buscando diferenciarse de la “derecha macrista” y de la “izquierda kirchnerista”.

En la segunda vuelta electoral en 2015, finalmente ganó Mauricio Macri de la coalición Cambiemos con 51,34% de los votos frente a Scioli del FPV que obtuvo 48,66%. Y una vez que Macri asumió el poder, “el moderado” de Massa decidió acompañar a Cambiemos y seguir enfrentando al kirchnerismo de Cristina, y así compartió comitivas, reuniones y negociaciones varias con la coalición cambiemista. En ese entonces Alberto Fernández se ocupaba de dirigir la campaña de Massa, mientras criticaba sin piedad a CFK en canales de televisión y redes sociales.
Ganó Cambiemos y resultó hegemonizada por el PRO de Macri (lo cual reveló una magra convivencia entre las tres fuerzas que conformaban la coalición y una conducción económica que no pudo salir del gastadero público y del incremento de la deuda externa, lo cual resultó en indicadores macro y socio-económicos muy negativos).Fue entonces que, en 2019, CFK cuya espacio atraía +- 30% de apoyo electoral (similar a lo que captaba Cambiemos rebautizada como Juntos por el Cambio), decidió armar un frente con dos “moderados” que la habían enfrentado descarnadamente en redes sociales y medios de comunicación durante años; atraer a Sergio Massa en la conducción de la Cámara Baja y a Alberto Fernández a la presidencia (acompañándola a ella como vicepresidenta) podía resultar en una buena estrategia para que CFK capture votos anti Cristina pero pro peronismo no kirchnerista.

Y así pasó, los anti Cristina, los peronistas que añoraban el estilo menos confrontativo del peronismo, se sumaron a los cristinistas y atrayeron la cantidad de votos necesaria para ganar las elecciones en diciembre de 2019. Así, la fórmula Alberto Fernández-Cristina Fernández de Kirchner triunfó con el 48,24% de los votos frente a la coalición Cambiemos que obtuvo 40,28% (conformada esta última ya por nuevas fuerzas que se sumaron a las fundantes, y con un radicalismo que empezaba a mostrar ansias de “volver a las pistas”). En esta elección, la polarización fue nítida, la contienda enfrentaba a una coalición (ahora rebautizada como Juntos por el Cambio, JxC) y a un frente (el Frente de Todos, FdT) que mostraban visiones y estilos políticos bien diferentes, visiones y estilos que se fueron volviendo cada vez más diferentes e irreconciliables.

El Frente de Todos que reúne no más que un tercio de los votos

Durante los primeros siete u ocho meses del gobierno del Frente de Todos, coincidentes con el comienzo de la pandemia por coronavirus, el presidente Alberto Fernández se ocupó de repetirnos por televisión cada quince días que su mayor propósito (o único nos dimos cuenta más tarde) era cuidarnos de un “enemigo silencioso”, un virus que enfermaba y mataba a ciudadanos del mundo, y que en Argentina esto no iba a ocurrir, y así nos ordenaba (junto al gobernador de la Provincia de Buenos Aires, PBA), Axel Kicillof del FdT y al jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta de JxC)), “quédate en casa”, y nos quedamos en casa, y los establecimientos estudiantiles, los comercios, los trabajos profesionales,  los oficios, los encuentros sociales y familiares, se interrumpieron absolutamente durante meses en la república argentina, porque quien no cumpliera con la orden de encierro total infringía la ley.

Durante los primeros tiempos, la aprobación del presidente fue altísima, porque nos quería cuidar y porque, luego de tanta grieta entre macrismo vs kircherismo, el nuevo presidente parecía querer dialogar y consensuar con la oposición y gobernar para todos los argentinos. CFK estuvo ausente por meses, luego nos enteramos que estuvo visitando a su hija que se encontraba realizando un tratamiento médico en Cuba. Pero un día dejamos de quedarnos en casa, Cristina volvió de Cuba, y la economía doméstica nos revelaba que quedarnos en casa más de medio año, arruinó cantidad de comercios, industrias, labores varias, y generó un gasto público excesivo articulado a una emisión monetaria que parecía no tener fin. Y en ese contexto, hubo que renegociar la deuda heredada de Mauricio Macri con el FMI (una deuda muy relevante pero mucho menos relevante que la actual asumida por el FdT).

Paralelamente, el gobierno en funciones empezó a forjar una nueva grieta al interior del su mismo frente, el ala más cristinista, encolumnada detrás de la agrupación La Cámpora y liderada por el hijo de CFK, Máximo Kirchner, se oponían a renegociar la deuda con el FMI y asentían que Argentina pueda entrar en default, mientras en aquel entonces el albertismo y el massismo mostraban una actitud más negociadora y moderada y clamaban por el apoyo necesario en el Congreso para que Argentina renegocie su deuda. La oposición fue quien le dio los votos necesarios el presidente Alberto Fernández para que este puede renegociar la deuda con el FMI mientras el ala dura kirchnerista se ausentaba del recinto.

Así comenzó una grieta que continuó pronunciándose dentro del propio frente oficialista. Sin embargo, en un punto sí coincidían la mayoría de los peronistas en el poder: en seguir gastando dinero público imprimiendo más y más billete y en que entonces se siga generando cada vez mayor inflación. El kirchnerismo duro (el cristinismo) culpaba de todos los males económicos a la ex gestión de Macri y mucho más aún, a la dirigencia más “albertista”, y así la dirigencia más albertista casi dejó de existir, y excepto por un puñado de tres o cuatro dirigentes que aún asisten al presidente, el resto de los funcionarios que lo acompañaron renunciaron bajo presión del kirchnerismo de Cristina, incluidos los ministros de Economía Martín Guzmán y Silvina Batakis.

Y así, desde agosto de 2022, Sergio Massa pasó a ser “el elegido” de un kirchnerismo con el cual se había enfrentado sin piedad hasta juntarse en este nuevo frente en 2019. Sergio Massa mantiene muy estrechas relaciones con el establishment nacional e internacional, y suponemos muchos, que, por tal motivo, fue el elegido por el cristinismo para ocupar el cargo de ministro de Economía. Y Massa nos aseguró y comunicó a través de medios de comunicación, que luego de una inflación mensual que había alcanzado en julio de 2022 la escalofriante cifra de 7,4%, para el mes de abril de 2023 la inflación iba a rondar en un 3 o 4%. Sin embargo, en el mes de marzo de 2023 la inflación alcanzó 7,7% (ocupando el lugar número 1 en el ranking de alta inflación de la región latinoamericana) y las estimaciones técnico-económicas y las provenientes de las góndolas de los supermercados parecen indicarnos que para el mes de abril la inflación podría alcanzar o superar el 8% mensual. 

Y por esas cosas de la vida peronista, lo que es es pero parece que no es, y así, cuando la gestión Massa ya nos marca un aumento preocupante del precio del dólar y nos sigue endeudando sin pausa, seguimos escuchando que Massa sería el mejor candidato a presidente representando al frente kirchnerista, o escuchamos como nos repiten a los gritos que tiene que volver Cristina para ordenar todo este desmadre, y Cristina no puede volver porque Cristina no se fue, y es quien nos gobierna ya sin disimulos, desde que Alberto Fernández festejó el cumpleaños de su esposa, rodeado de amigos en plena pandemia, violando la norma impuesta por él de cuarentena total obligatoria, el 14 de julio de 2020.

En el oficialista Frente de Todos existen dirigentes interesados en ser presidente, no tantos ni tanto, suponemos que es porque el país que abandonarán será un país destrozado en todos los planos, económico, político, social, sanitario, educacional y en materia de seguridad. Pero existe hasta el momento un candidato que ya nos contó por twitter, en un video musicalizado, que se bajaba de la candidatura a presidente, el presidente Alberto Fernández (será la primera vez que un presidente en funciones no se presenta para competir para intentar volver a ser reelegido), pero existe algo más novedoso, luego de que el presidente nos contó que no sería candidato a presidente para las próximas elecciones, nos contó pocos días después, desde la provincia de la Rioja, que él no puede hacer campaña porque está presidiendo la nación, pero que él no se había bajado de ninguna candidatura. Por su parte CFK en un acto masivo nos gritó varias veces que no le pidan más que sea presidenta, y nos contaba también a los gritos que tiene que volver el kirchnerismo (muchos seguimos sin entender cómo hará para volver el kirchnerismo si nunca se fue), mientras sigue despotricando contra la Justicia que la investiga en sus múltiples causas penales. Alberto que es burlado e insultado por el ala dura kirchnerista, y ha recibido de los propios, los calificativos de “engendro, enfermo, ciego, sordo, ocupa y mequetrefe”, igualmente sigue defendiendo a los kirchneristas que lo insultan y sigue contándonos que la culpa de casi todo lo que nos pasa es de Macri.

También contamos en este Frente de Todos, con Daniel Scioli, que supo instalarse largo tiempo en Brasil para ser nuestro embajador en el país carioca, y que fue el primero que nos contó formalmente, a través de videos musicalizados también por las redes sociales, que él quiere ser candidato a presidente. Dato de color que desluce más el paisaje de este frente enfrentado, Scioli y Massa mantienen hace años una pésima relación personal y política, así que ambos posibles candidatos a presidente se detestan y lo han demostrado en infinidad de actos públicos. Por su parte, el actual ministro del interior ultra cristinista, Eduardo “Wado” de Pedro que no se habla hace tiempo con el presidente, es uno de los favoritos del kirchnerismo duro como pre candidato para presidente. Recientemente ante una cautelar de la Corte Suprema de Justicia que ha suspendido dos elecciones para investigar sobre irregularidades en las postulaciones de candidatos en dos provincias argentinas históricamente peronistas (San Juan y Tucumán), el ministro de interior manifestó que por responsabilidad de la Corte Suprema no solamente hay una intervención virtual en dos provincias sino que además Cristina está proscripta (y muchos nos volvemos a preguntar que si Cristina está proscripta, cómo es posible que  en cada acto que celebran con ella como oradora principal claman desaforadamente que se postule para presidenta).

Por otro lado, pero en el mismo Frente de Todos, el dirigente social de Patria Grande, Juan Grabois, también nos manifestó que quiere ser candidato a presidente por el Frente de Todos y también detesta a Massa y lo critica o lo insulta también a través de videos en redes sociales. Y recientemente un periodista le pregunto en un canal de televisión si prefería que ganara “la derecha” y que el peronismo se ponga a resistir o que ganara un candidato peronista de derecha, y respondió “es una duda que tengo siempre, porque mis pulsiones fanáticas me hacen pensar que vengan, la vamos a pelear y en un año y medio se van el helicóptero”  (en alusión al momento que el ex presidente De la Rúa en diciembre de 2001 tuvo que abandonar dos años antes el poder escapándose de tal modo). Así está gobernando y pretende seguir gobernando el frente kirchnerista, alucinando con hechos que no ocurren, violando leyes e instituciones que deben respetarse, maltratándose unos a otros, y maltratando al conjunto de los argentinos que cada día padece más. 

Hasta el momento este es el mapa estimativo de los posibles pre candidatos a presidentes del Frente de Todos, creemos que sin Alberto según lo que nos contó en su primer video por twitter. Creemos que sin Cristina porque nos repite que no le supliquen más para que sea presidenta. Y todo parece indicar que en este universo kirchnerista donde todo lo que escuchamos no lo escuchamos y todo lo que vemos no lo vemos, (porque además lo que escuchamos y lo que vemos también es por culpa de Macri), el preferido de los kirchneristas, para poder ocupar la candidatura para la presidencia es Sergio Massa, que para este mes nos sumergirá en una inflación mensual que en lugar de 7,7% será probablemente superior al 8% (el viernes 12 de mayo nos comunicarán nuestro nuevo IPC mensual). 

En un solo punto este frente de extraviados que fabulan, dicen, desdicen, se maltratan y maltratan a las instituciones de la república, parecen tener un denominador común que los aglutina, el ataque sistemático contra la Corte Suprema cada vez que ésta se expresa custodiando la letra de la Constitución, así, Alberto Fernández, Cristina Fernández de Kirchner, Sergio Massa, Wado de Pedro, Juan Grabois y el resto de los “nacionales y populares” pretenden una nación donde se pueda gobernar al margen de la ley y sin respetar la división e independencia de poderes.

Si habrá o no habrá internas en el frente de todos, sigue siendo un misterio. Scioli pide que sí haya PASO, Massa manifestó literalmente “exponer diferencias en una PASO es un error… el gobierno no debe exponerse a una primaria”, y es de esperar que el kirchnerimo elija una vez más, señalar con el dedo (de Cristina) quien será el próximo delfín político de todos y todas. Mientras tanto, el ministro de Seguridad de la Nación, Aníbal Fernández en lugar de enfrentar el gravísimo flagelo de la inseguridad creciente, amenaza a través de los medios de comunicación, contándonos que “si gana la oposición, las calles van a estar regadas de sangre y muertos”. 

Juntos por el Cambio que reúne no más que un tercio de los votos

En Juntos por el Cambio todos quieren ser presidente, todos quieren ser gobernador de la PBA y todos quieren ser jefe de gobierno porteño. Sobran pre candidatos que se encuentran en modo campaña hace demasiado tiempo, y como en toda campaña se enfrentan y se pelean ante la opinión pública, muchas veces logrando que la opinión pública se convenza de que esta coalición no es más que un grupo de dirigentes que con mezquindad pelean por cargos. La madre de todas las batallas en las internas de la coalición Juntos por el Cambio, se presenta entre Mauricio Macri (creador y fundador del PRO, y ex presidente de Cambiemos) y Horacio Rodríguez Larreta (co-fundador junto a Macri del PRO, y actual jefe de gobierno porteño por dos gestiones sucesivas). 

Mauricio Macri desde que perdió la última elección en 2019, viene promoviendo el armado de un ala dura del PRO (los llamados halcones, los menos negociadores, los que menos muestran disposición a compartir espacios de poder con el resto de las fuerzas de la coalición y los más dispuestos a ajustar desde el día cero) y en contraposición, Rodríguez Larreta viene constituyendo el ala blanda del PRO (las llamadas palomas, más conciliadoras con el resto de los partidos que conforman la coalición, más dialoguistas y más gradualistas al momento de plantear ajustes inminentes de la economía). En un comienzo en esta riña entre “halcones” y “palomas” del PRO, Patricia Bullrich, acompañaba a Mauricio Macri incondicionalmente presentándose como la súper halcona del partido. Poco después, pareció tomar cierta distancia de Macri cuando manifestó que quería ser presidenta al margen de que  Macri se presente o no también como pre candidato, y esto no le gustó mucho a Macri. María Eugenia Vidal en cambio repetía que quería ser pre candidata a presidente sí y solo sí, no se presentaba Mauricio Macri en las internas. Igualmente, luego de que diversas encuestas revelaran que al creador del PRO no le dan los números para triunfar en las urnas (porque al igual que CFK del FdT cuentan electoralmente con un piso alto y con un techo bajo, que ronda en +-25%), definió y nos comunicó después de un largo suspenso, que no será precandidato a presidente.

Por su lado, María Eugenia Vidal, que tampoco es una de las favorecidas según los sondeos de opinión, decidió también renunciar a ser precandidata a presidente y también a jefa del gobierno porteño. Y así Patricia Bullrich logró imponerse como la candidata halcona del PRO (criticando cada vez que puede de “blando” a Larreta), mientras Larreta, posicionado como el jefe de las palomas, responde que no hay que creer en “estafadores” que prometen hacer ajustes abruptos imposibles de materializarlos en el corto plazo en una Argentina con una proporción mega gigante de pobres. En un frente de batalla que por momentos se enfrenta descarnadamente, el PRO cuenta con dos precandidatos a presidente que en las diversas encuestas realmente miden bien.

El radicalismo encendió motores, luego de un período 2015-2019 de sometimiento absoluto al PRO dentro de la coalición Cambiemos, y así comenzó a tomar posiciones y en las elecciones legislativas de 2021, el mapa se pintó fuertemente de morado (el color que identifica al partido centenario radical) y varios dirigentes de la UCR tomaron conciencia de que un partido que nació en 1891 y se mantuvo en pie a pesar de varios traspiés, contaba con una estructura partidaria y orgánica más que respetable y a respetar. Sin embargo, las candidaturas a presidente de dos pre candidatos que se postularán bajo la rúbrica radical, vienen “flojas de papeles”. Gerardo Morales (gobernador de Jujuy por dos gestiones continuas y actual presidente del partido radical) lanzó su precandidatura a presidente, pero las encuestas lo ubican lejos de los votos que podrían obtener Patricia Bullrich o Horacio Rodríguez Larreta. 

También hubo internas bochornosas entre los radicales. Morales estuvo a segundos de agarrarse, literalmente, a las piñas con Martín Lousteau (diputado radical que también ostentaba ocupar la presidencia del partido radical y quedó luego en segundo lugar acompañando a Morales). Pero las “piñas” se transformaron en “caricias” y hoy se encuentran absolutamente hermanados, haciéndole frente al otro pre candidato a presidente de la UCR, Facundo Manes, que nos repitió en infinidad de momentos que no es tiempo de hablar de candidaturas y que los argentinos lo están pasando realmente muy mal, y que hay que sentir empatía, pero quiere ser presidente y así también ya está en la lista de postulantes radicales de cara a las internas de Juntos por el Cambio.

Manes comenzó representando “la moderación” del radicalismo, incluso se dirigía con cierto reproche contra la “derecha” y el mal gobierno de antaño de Mauricio Macri, pero esto cambió, no porque Manes hoy apoye mayormente a la derecha (porque sigue enalteciendo los valores radicales de la socialdemocracia), sino porque Lousteau quedó recontra amigo de Gerardo Morales y Gerardo Morales quedó recontra amigo de Rodríguez Larreta del PRO, así que Manes quedó medio en el limbo, formando parte de una coalición sin recontra amigos por ningún lado. Y fue así que hace pocas semanas atrás, Manes nos sorprendió a muchos contándonos que quiso reunirse con el jefe mayor de los halcones de la coalición, Mauricio Macri, al cual hace pocos meses lo tildó de haber realizado espionaje y de haber instrumentado “populismo institucional”. El radicalismo es tan experto en el respeto supremo a las instituciones de la república como en vivir lidiando en internas vs internas. Así las cosas, hoy Manes se fotografía mayormente con la halcona Patricia Bullrich y dialoga más con Mauricio Macri, mientras Morales se fotografía mayormente con Rodríguez Larreta y no dialoga con Macri.

Morales gestionó/gestiona muy bien la provincia de Jujuy durante dos gobernaciones consecutivas, y Manes logró obtener un muy buen caudal de votos como diputado en la PBA, la madre de todas las batallas electorales. Manes tracciona votos y tiene un buen reconocimiento a nivel nacional mientras se identifica con la socialdemocracia (vapuleada en varias oportunidades por Macri) pero por momentos desorienta cuando acusa a Macri o se reúne con Macri, o deja entrever que sus mayores simpatías las tiene con el actual gobernador peronista de Córdoba, Juan Schiaretti que acaba de armar un partido peronista no kirchnerista, y que competirá también contra la coalición Cambiemos. 

Por otra parte, en PBA, el candidato para ocupar la gobernación de Larreta fue, es y será Diego Santilli, en cambio Patricia Bullrich aún no decidió cuál será su candidato a competir en las PASO por el lado de los halcones del PRO (por ahora se debate entre tres candidatos y puede agregarse un cuarto que “jugaba” para María Eugenia Vidal mientras ella ostentaba presentarse como candidata a la presidencia). Uno de los pre candidatos de Patricia Bullrich para la gobernación bonaerense insiste en que deberían formalizarse acuerdos con Javier Milei (que divide el voto opositor en la PBA y con esto da más chances a que vuelva a ganar un candidato kirchnerista en  la PBA). Pero Milei desprecia y no pierde ocasión para hacerlo notar a las “palomas” del PRO, a la UCR y a la Coalición Cívica.  

En la ciudad porteña se armó un lío importante para el futuro cargo a ocupar para  jefe de gobierno porteño, ya que Rodríguez Larreta cada vez más hermanado con la UCR (no se termina de entender si por afinidad o por mera conveniencia, o por ambas)  decidió por ley, porque así le corresponde respondiendo a lo que indica la Constitución, que las elecciones en la capital sean concurrentes, y se vote el mismo día una lista de papel (sábana) con candidatos a presidente, vice,  legisladores nacionales) y aparte una lista única electrónica con los candidatos para la ciudad porteña. Esto al PRO duro le molestó horrores, se armaron reuniones y se tiraron twist y recontra twists por la cabeza, entre halcones y palomas, debido a que los halcones del PRO insisten en que el jefe de gobierno porteño tiene que ser del PRO y eternamente del PRO, y si Larreta definió que se vote con una lista única para candidatos porteños (no atadas a las listas de presidente y legisladores nacionales por partido) esto parece jugarle a favor al radical Lousteau porque no irá en una misma lista con un presidente radical que, aquí y ahora, tracciona menos votos que los candidatos a presidente del PRO.

Lousteau a partir de este mecanismo electoral, cuenta con muchas más chances de poder lograr ocupar el cargo del próximo jefe porteño, pero los halcones del PRO no quieren a un radical ni a nadie que no sea PRO ocupando ese cargo, porque para gran parte de los halcones del PRO aparentemente Juntos por el Cambio debe seguir siendo hegemonizado por el PRO (aunque las elecciones legislativas en 2021 hayan demostrado que el peso específico del radicalismo es más que necesario para que la coalición pueda seguir conquistando espacio territorial). 

Los halcones del PRO quieren que el primo Jorge Macri sea el candidato a competir para jefe de gobierno porteño, de hecho, Jorge Macri se trasladó de la PBA siendo intendente del distrito bonaerense de Vicente López y aterrizó en el gobierno porteño con el propósito de llegar a ser jefe de gobierno porteño, e ir en una lista junto a los candidatos a presidente del PRO que captan más votos que el resto de los precandidatos de la coalición, pero esto no pasará e irá, enojado, en una lista única electrónica sin encabezados presidenciales del PRO. 

Mientras se peleaban en redes sociales y medios de comunicación el PRO duro contra el blando y el PRO duro contra radicales y la Coalición Cívica (que también defendía la decisión de Rodríguez Larreta), Cristina seguramente se divertía muchísimo con esta escena patética de los cambiemistas, y vale suponer que Javier Milei también. Juntos por el Cambio, ni juntos ni por el cambio, acrecienta oportunidades a un oficialista Frente de Todos que, frente a su pésima gestión, solo cuenta para poder mantenerse en el poder, con que se sigan sumando torpezas y divisiones en la oposición, y un libertario, que le hace frente con ímpetu a una coalición que, aunque pretenda cambios y siga insistiendo con cambios, vuelve y vuelve a pelearse para ver qué sector de la coalición se queda con más cargos. Falta agregar otra ya confirmada pre candidata a presidenta también por Juntos por el Cambio, Elisa “Lilita” Carrió por la Coalición Cívica, que nos cuenta que solo pretende moderar las posiciones extremas mientras se la observa cómoda cerca de los más “blandos” de la coalición. 

Y falta mencionar a un dirigente político que muy bien podría hacer la diferencia si Juntos por el Cambio quiere ampliar la coalición y así obtener más chances de triunfar: el señor José Luis Espert, un libertario que pregona por un mayor espacio para la esfera del Mercado y por la reducción del tamaño del Estado y del excesivo gasto público, pero que se muestra propenso a dialogar y consensuar con quienes piensan y opinan diferente bajo un denominador común que implique respetar las instituciones de la república. En estos días se definirá si Espert finalmente formará parte de la coalición Juntos por el Cambio, todas las fuerzas ya dieron el visto bueno para que ingrese, pero aun falta que dé su conformidad el PRO (aparentemente el dilema lo tienen los halcones del partido que no quieren que Espert se presente como pre candidato para presidente porque podría restarle votos a Patricia Bullrich y favorecer a Rodríguez Larreta, pero sí aceptan que ingrese y se postule para el cargo de gobernador de la PBA). 

Y existe un dato que no debería pasarse por alto en términos electorales, Espert en las últimas elecciones legislativas obtuvo 7,48% de los votos en el distrito de la Provincia de Buenos Aires (el distrito más poblado del país donde habita 38,16% del total de la población argentina según el último Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas del año 2022). Vale decir, en una provincia donde habitan 17.569.053 personas el 7,48% que votó por Espert equivalió a 1.314.165 electores. 

Si comparamos estos datos, con los resultados obtenidos por el otro libertario en la carrera electoral, Javier Milei, podemos afirmar que Milei obtuvo 17,06% de los votos, pero en la ciudad porteña, distrito que reúne 3.120.612 personas. Vale decir, Milei obtuvo un total de 532.376 votos, menos de la mitad de los votos recibidos por Espert. Estas comparaciones pueden ayudarnos a inferir importantes chances de que el libertario Espert pueda traccionar un buen caudal de votos en la PBA. Sin embargo, dos años más tarde, es importante destacar que el libertario Milei fue conquistando mayor terreno electoral en otros distritos fuera de la ciudad porteña y se ha dado a conocer con mucho ímpetu ante la opinión pública, y por eso cuenta incluso con chances de lograr llegar a la presidencia frente a un posible y probable ballotage. 

Milei que quiere explotar el Banco Central, dolarizar la economía, que se compre y venda todo, hasta órganos al mejor postor

Mientras se “trompean” el cristinismo y Alberto Fernández, y Sergio Massa se “trompea” con Scioli, y  el líder social Gabois se “trompea” con Massa, y mientras en el Frente de Todos, los que se “trompean” sigue gobernando tan espantosamente, del lado de la oposición, en Juntos por el Cambio, se “trompea” el ala blanda que bendice a Rodríguez Larreta con el ala dura que bendice a Patricia Bullrich, y un radical que pretende la presidencia o tal vez la vicepresidencia de los blandos del PRO tal vez se “trompea” con otro radical que pretende que el radicalismo no se entrecruce con el PRO, y las internas de quienes dicen estar juntos por el cambio, por momentos se tornan bestiales, y un candidato libertario, Milei, lo pasa bastante bien. Cuesta llamarlo dirigente político porque el nos cuenta muy irritado a los gritos casi a diario, que la política y los políticos son basura. Electoralmente, Milei, luego de haber obtenido un buen caudal de votos en la ciudad porteña en las elecciones legislativas en 2021 sorprendió y comenzó a lograr mayor apoyo, principalmente de los potenciales votantes más jóvenes, desencantados con los dirigentes políticos que se pelean en lugar de trabajar para mejorar el estado de situación terrorífica económica, social y política que atraviesa la Argentina.

Javier Milei nos cuenta que hay que dolarizar ya la economía argentina, y lo cierto y él mismo nos repite a diario, es que no tenemos reservas y sin dólares no hay modo de dolarizar absolutamente nada. Nos cuenta que hay que explotar el Banco Central y las naciones que mejor perfomance económica han demostrado, tienen moneda propia y un Banco Central independiente. También nos cuenta que los políticos son todos “casta” menos Mauricio Macri, Patricia Bullrich y él y los de su propio partido, La Libertad Avanza. Y critica a la “casta política” porque esta se enriquece con dinero público robándole a los ciudadanos argentinos el dinero que aportan con sus impuestos. Pero defiende “a capa y espada” al gobierno peronista neoliberal que gobernó Argentina en la década de los ´90 cuando el presidente en ese entonces, Carlos Menem, se vio envuelto en cantidad de actos de corrupción y fue incluso condenado por haber sido recontra corrupto, y lo salvaron de haber culminado en prisión, los tiempos lentos de la Justicia argentina y el kirchnerismo que lo amparó bajo su fuerza política para que este ocupara el cargo de senador y obtuviera fueros hasta el fin de sus días, literalmente. 

Javier Milei nos ha contado varias veces por televisión como se divertía reventando a piñas a un muñeco al cual le había puesto una máscara con la cara del ex presidente radical, Raúl Alfonsín, y tilda de “zurdos de mierda de la hiperinflación” a los radicales, y tilda “de cucaracha zurda a la palomita blanda de Rodríguez Larreta del PRO” mientras lo amenaza con que si quiere lo pisa como se pisa a una cucaracha. E insulta a Elisa Carrió de la Coalición Cívica. Y nos cuenta que todo absolutamente todo debe ser regido por el mercado, incluso la compra y venta de órganos, y en un futuro, aproximadamente en un par de años cuando estemos más preparados culturalmente, por qué no, la compra y venta de niños. Milei justificó el intento de golpe de Estado que poco tiempo atrás sufrió Brasil por parte de un grupo de lunáticos bolsonaristas. Milei nos cuenta que admira a Israel y que si llega a presidente será al primer país que viajará, y tal vez repite tanto esto, para poder compensar la presencia de esvásticas que predominaban en su bunker en las elecciones legislativas celebradas en 2021. 
 
Milei le habla a una sociedad harta de sufrir tantas penurias, porque la sociedad argentina está harta de sufrir tantas penurias, y le habla a una sociedad que está siendo gobernada hace décadas por dirigentes políticos que en lugar de resolver las problemáticas las amplifican. Y por eso Milei gana adeptos, no sabemos si los suficientes como para llegar a ser presidente, porque si bien las encuestas lo ubican muy cerca de los votos que podrían recibir Juntos por el Cambio y el Frente de Todos, Milei no cuenta con estructura partidaria a nivel país. Milei tiene muy buen desempeño, apoyo, en la ciudad porteña, en el primer cordón del Conurbano bonaerense (en los partidos de Quilmes, Avellaneda, Lomas de Zamora, Morón, San Martín), en la ciudad de Rosario, en San Miguel de Tucumán, en Córdoba capital, en Mar del Plata, en Bahía Blanca, sin embargo en provincias del interior, como Chaco, Catamarca, la Rioja, Jujuy, Misiones, Santiago del Estero, La Pampa, Chubut, Neuquén, Santa Luis o Santa Cruz, el apoyo se concentra en los partidos tradicionales con estructuras políticas y base territorial y no en el recientemente conformado partido de Milei. 
 
¿Pero puede ganar Javier Milei la presidencia de la nación? Sí puede, y puede porque a pesar de las limitaciones orgánicas antes mencionadas, ganó igualmente presencia territorial en los últimos dos años, y puede porque Argentina cuenta con otras dos fuerzas que le compiten que muestran escasa o nula cohesión, mucho desorden e internas y riñas constantes ante una sociedad que necesita confiar su voto en alianzas electorales o partidos políticos que se muestren estables en sus propuestas de mejora y unidos para poder llevarlas a cabo.
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Concluyendo lo no concluyente
 
Las tendencias que arrojan los sondeos de opinión y el comportamiento de los dirigentes políticos que se alistan a competir indican que Argentina muy probablemente irá a un ballotage en las próximas elecciones nacionales, y que cualquiera de las tres fuerzas que hoy llevan la delantera (Juntos por el Cambio, el Frente de Todos y La Libertad Avanza) pueden triunfar.
 
Autora:
Sandra Choroszczucha
  • Politóloga y Profesora de la Universidad de Buenos Aires
  • www.sandrach.com.ar
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