Este año se celebran las elecciones generales en Brasil, novena vez que los ciudadanos del país pueden elegir a su presidente de la República desde el fin de la dictadura militar. Se han presentado doce candidatos a la disputa para presidente, aunque apenas cinco de ellos tienen más de un 1% de intención de voto en las encuestas: Lula da Silva (Partido dos Trabalhadores - PT), Jair Bolsonaro (Partido Liberal - PL), Ciro Gomes (Partido Democrático Trabalhista- PDT), Simone Tabet (Movimento Democrático Brasileiro - MDB) y Soraya Thronicke (União Brasil). La disputa principal es entre el candidato del PT, Lula da Silva, que fue presidente por dos mandatos (2003-2010), de izquierda y con una coalición heterogénea más tendente al centro, y el candidato del PL, Jair Bolsonaro, representando a la extrema derecha y buscando la reelección, en una polarizada disputa. Las dos candidaturas presentan algunas características semejantes y bastantes diferencias. Ambos conocen la labor de ser presidente de la República y, en consecuencia, intentan llamar la atención acerca de los aspectos positivos sus gobiernos y los dos tienen un grupo de apoyadores fieles, cerca de 30% del electorado que siempre han apoyado al PT, mientras otro 30% aproximadamente ha venido apoyando a Bolsonaro en los últimos años.
Sin embargo, hay muchas diferencias entre los dos. Lula es un político que estuvo ligado al movimiento obrero desde la dictadura militar en los años 1970, y que siempre estuvo vinculado al PT, siendo incluso uno de sus fundadores, contando inicialmente con una base de apoyo compuesta de intelectuales, artistas y personas cercanas a los movimientos sociales y que, desde su primer mandato, en 2002 incorporaría los electores más pobres a través de la las políticas sociales, como el programa de transferencia de renta Bolsa Familia. Por otro lado, Bolsonaro tiene una trayectoria bastante distinta, habiendo sido militar de carrera y habiendo estado afiliado a nueve partidos diferentes desde que empezó en la política. El actual presidente fue diputado federal durante 27 años (1991-2018) y siempre formó parte de lo que se llama “Baixo Clero”, es decir, representantes parlamentarios vinculados a partidos de escaso tamaño y poca definición programática y, consecuentemente, sin gran relevancia a la hora de articular la política nacional. Su público principal eran los militares y desde las elecciones del 2018 ha venido ganando el apoyo de los sectores más conservadores de la sociedad brasileña. Los grandes temas del discurso de Bolsonaro se centran en la familia tradicional, así como en la lucha en contra la corrupción y el comunismo. De hecho, su victoria en el 2018 se produjo en un contexto de discurso anti-partidos, antiestablisment y anti corrupción, pese a la serie de denuncias de corrupción relacionadas al presidente, sus familiares y su entorno cercano. Además, una de las características de su gobierno es la confrontación directa con las instituciones, principalmente el Poder Judicial. Esto representa un factor importante para entender la posición de Lula en estas elecciones: al mismo tiempo que busca el voto retrospectivo del votante, recordando sus políticas de asistencia social, aumento de crédito y ampliación del acceso a la educación superior, el ex presidente ha venido realizando en campaña una defensa las instituciones democráticas y reclamando el apaciguamiento político. Así, su candidatura logró reunir, este año, su mayor coalición electoral desde que se presentara por primera vez a las elecciones presidenciales en 1990, atrayendo políticos desde la izquierda hasta el centro-derecha, presentando su candidatura como la única que podría calmar las tensiones sociales, políticas e institucionales, superando la polarización tan presente en la sociedad. Además de este escenario de disputa entre las dos grandes candidaturas, no se puede dejar de considerar las tentativas de construir candidaturas alternativas a esas dos, aunque finalmente los políticos que pretendían construir una “tercera vía” fueron incapaces de superar tal polarización. Ciro Gomes, exministro de Integración Nacional durante el gobierno de Lula y afiliado al PDT, no ha logrado, según las encuestas hasta el momento, llegar al elector y ganar su confianza, a pesar de presentar un proyecto desarrollista y nacionalista. Por su parte, Simone Tebet, candidata del MDB, tiene dificultades en su propio partido, que desde la redemocratización se ha caracterizado por mantener un perfil pragmático y definido en Brasil como “fisiológico”, que consiste en apoyar al gobierno sea quien sea el presidente, a cambio de cargos y prebendas. La candidata busca cambiar esta imagen del partido, destacando su mayor compromiso con la ciudadanía, con propuestas consistentes y capaz de gobernar de manera seria respetando las instituciones. Sin embargo, una parte significativa de cuadros del partido -como algunos alcaldes y gobernadores - han manifestado su apoyo, bien a Lula o bien Bolsonaro, con el objetivo de maximizar sus posibilidades de ser reelegidos en las elecciones municipales y de los estados que se celebran al mismo tiempo. Durante más de 20 años, la principal oposición al PT en las disputas presidenciales fue el Partido da Social Democracia Brasileira. Sin embargo, tras la derrota de su candidato Aécio Neves en 2014 frente a Dilma Rousseff del PT, y el marasmo antipolítico posterior que desencadenó el impeachment a la presidenta en gran parte tras la negativa del propio PSDB a aceptar los resultados de dichas elecciones, el partido perdió gran parte de su apoyo en el centroderecha y vio crecer a Bolsonaro como el gran capitalizador del sentimiento “anti-PT”. Actualmente las divergencias internas del partido han imposibilitado por primera vez desde la redemocratización la construcción de una candidatura propia e incluso a pesar de haber señalado su apoyo oficial a la candidata del MDB, hay alcaldes y gobernadores que ya han manifestado su apoyo bien a Lula o bien a Bolsonaro. El efecto de las coaliciones en la disputa electoral El mayor desafío tanto para Lula como para Bolsonaro es romper sus burbujas y conseguir hacer llegar su mensaje a los electores que no están en sus círculos más cercanos. Para intentar presentar un carácter más conciliador, Lula eligió como vicepresidente a Geraldo Alckimin, que llegó a ser su adversario en la disputa presidencial del 2006 y que quedó en cuarto lugar el en 2018. Alckimin es un político experimentado y estuvo afiliado al ya mencionado PSDB desde su fundación, en 1988, hasta que dejó el partido en 2021 afiliándose al PSB para disputar junto a Lula la campaña presidencial de 2022. Esta alianza ha sido criticada internamente, pero se puede considerar como estratégica, dado que permite a la candidatura del PT presentarse con un perfil más centrista, de forma bastante diferente de la candidatura exclusivamente de izquierdas de 2018, con la candidatura a vicepresidente del Partido Comunista do Brasil - PCdoB. La actual candidatura de Lula está apoyada por 10 partidos (PT/PC do B/PV / SOLIDARIEDADE / PSOL/REDE / PSB / AGIR / AVANTE / PROS), situados en diferentes puntos del espectro ideológico, desde la izquierda hasta el centro derecha, en una clara tentativa de unificar diferentes vertientes políticas alrededor de una candidatura más centrista y conciliadora. En este sentido, el día 19 de septiembre, Lula se reunió y obtuvo el apoyo de otros ocho ex candidatos a la presidencia de la república, en un evento que contó con representantes de partidos que iban desde PSOL (izquerda) hasta el PPL (derecha). Bolsonaro, por su parte, tiene como candidato a vicepresidente al general Braga Neto, también de su mismo partido, el PL. La elección de un militar como su número dos ha sido considerada, desde que en la elección de 2018 también indicara para este puesto al General Hamilton Mourão, como una estrategia por parte del político conservador para alejar el riesgo de un impeachment, de acuerdo a la cual, supuestamente, ni el Congreso Nacional ni la ciudadanía aceptarían sustituir al presidente si la alternativa fuese elevar a la Jefatura del Estado a un militar[1][2]. En cualquier caso, lo que sí que queda claro es que la candidatura de Bolsonaro apenas cuenta con el apoyo del PP y del Republicanos, además del propio PL. La amplia coalición electoral de Lula le garantizará alrededor de un 26% del tiempo de propaganda gratuita de radio y televisión, el mayor de todas las candidaturas. Esta porción se equipara a la que disfrutó la mayor coalición electoral que el PT haya podido reunir desde el año 1989, cuando en 2010 la coalición Dilma también reunió a 10 partidos, lo que además deja vislumbrar los posibles apoyos parlamentarios que Lula podría tener en caso de victoria. Por su parte, Bolsonaro tiene la segunda mayor coalición electoral en esta disputa, que, a pesar de estar compuesto por solamente 3 partidos, tiene un número significativo de diputados y garantiza al presidente 21,1% del tiempo de radio y televisión[3]. El papel de las instituciones Algo que conviene llevar en consideración en esta campaña es el papel de las instituciones. Debido al posicionamiento conflictivo del presidente de la República, Jair Bolsonaro, el Superior Tribunal Federal (STF) y, de modo especial, al Superior Tribunal Electoral (TSE), están siendo movilizados continuamente para mantener el orden constitucional y el estado de derecho. Bolsonaro ha generado una serie de conflictos con las instituciones de diferentes modos. Su “disputa” con el STF va desde injurias personales a los magistrados miembros del órgano[4], hasta el indulto a uno de sus apoyadores que había sido condenado por ataques a instituciones democráticas. Si por un lado Bolsonaro ataca al STF, por otro lado, apoya a los militares y tiene el apoyo de una parte significativa de estos. El presidente tiene en el Ministerio de Defensa su interlocutor en sus afrontas a la Justicia electoral y, más específicamente en la diseminación de desconfianza acerca del sistema de votación y de las urnas electrónicas. En 2019, el presidente propuso una enmienda a la constitución que instituía el voto impreso, pero la propuesta fue tomada en consideración en 2021 y derrotada en la Cámara de Diputados, dado que la cantidad de votos que recibió a favor (229) fue menos de los 308 necesarios para reformar la constitución. A pesar de haber sido derrotado en su propuesta, el presidente continuó insistiendo en el tema. Este asunto merece algunas consideraciones, una vez que, al atacar el sistema electoral, Bolsonaro planta la semilla de la desconfianza en caso de una posible derrota. Su posición en contra de las urnas ha sido noticia en diferentes medios de comunicación y el presidente ha invitado incluso a embajadores para defender su posición. El candidato asegura que solamente aceptará los resultados de las elecciones si es comprobada su idoneidad, cuestionando una vez más la legitimidad del proceso y de las urnas electrónicas. Sin embargo, en una encuesta reciente los brasileños señalan su confianza en este sistema Una encuesta de la empresa demoscópica Instituto Datafolha, señaló que ocho en cada diez (79%) brasileños confían en las urnas electrónicas, el 47% confían mucho, 32% confían poco, 20% no confían y 1% no opinó[5]. Sin embargo, se puede observar es que el número de brasileños que no confían en las urnas ha crecido en el gobierno Bolsonaro, principalmente entre aquellos que dicen que votarán en él. Los seguidores de Bolsonaro parecen estar de acuerdo con sus propuestas. Una encuesta realizada por el Monitor del Debate Político, de la Universidad de São Paulo, en la manifestación con 64 mil participantes a favor del presidente de la República en Río de Janeiro del día 7 de septiembre, en la celebración de la independencia del país, mostró que el 69% de los participantes estaban a favor de una intervención militar en caso de “fraude” en las elecciones[6]. Al mismo tiempo, el 71% no confía en las urnas electrónicas, reproduciendo el discurso del propio presidente Bolsonaro, quien cuestiona su uso. Asimismo, el presidente intenta introducir las fuerzas armadas en el proceso electoral como un fiscalizador más y como una garantía de la idoneidad de la disputa, lo que es inconstitucional, dado que el papel de las fuerzas armadas es apoyar a los órganos competentes y garantizar el funcionamiento de las elecciones, no actuar como fiscalizadores o participar del proceso de recuento de votos. Desde que llegó a presidencia Bolsonaro ha incrementado la participación de los militares en el gobierno y, de acuerdo a un estudio del Instituto de Pesquisa Econômica aplicada (IPEA) la cantidad de militares en cargos civiles ha aumentado un 193% de 2013 hasta 2021[7]. Se trata de la primera vez en la historia reciente que los militares ocupan tantos cargos civiles, señalando claramente el papel que Bolsonaro desea dar a los militares en el gobierno y a fin de garantizar su apoyo en sus tentativas de aventura autoritaria. De hecho, lo que se observa es una posición ambigua por parte de este sector, donde claramente hay un grupo que apoya el presidente, especialmente en el bajo escalafón, pero hay más cautela por parte de los altos mandos. Desde 2018, cuando ganó las elecciones en la segunda vuelta contra Haddad, Bolsonaro ha dicho que debería haber ganado en la primera vuelta, cuestionando la integridad de las urnas eletrónicas. Sin embargo, nunca aportó pruebas de este hecho. En un video en directo en su canal de Youtube, el 29 de julio de 2021, Bolsonaro repitió las acusaciones y, a pesar de haber dicho que presentaría pruebas, no reveló nada que probara alguna injerencia en la investigación. Varias informaciones presentadas por el presidente, de hecho, resultaron ser falsas. El uso de las redes sociales En las últimas elecciones, en 2018, la campaña de Bolsonaro se unió al movimiento liderado por Donald Trump, en el año 2016 en Estados Unidos[8]. En cuanto a la comunicación política, por ejemplo, el uso de internet y campañas digitales exitosas, encontrando audiencias específicas, lograron un alcance que supera las barreras de la comunicación política tradicional. El uso de las redes sociales que favorezcan a Bolsonaro en la comunicación política digital -en particular, a través de Facebook y Whatsapp- durante las elecciones de 2018 ahora encuentra una fuerte presencia de la oposición. A principios de agosto de 2022, la campaña de Lula ganó el apoyo de André Janones, un político con una gran audiencia en las redes sociales[9]- y, con esto, se aseguró un espacio importante en los debates que tienen lugar en los medios digitales. No obstante, la desinformación sigue siendo un desafío para el debate político. En cuanto a los sitios web especializados en la producción de contenido o declaraciones falsas, la agencia de verificación de noticias “Aos Fatos” identificó que entre los diez más populares, nueve se benefician de la monetización de anuncios a través de Google Adsense[10]. Todos son defensores de agendas “conservadoras”, partidarios de la reelección de Bolsonaro y presentan teorías conspiratorias contra los institutos de investigación y el sistema electoral, emulando el formato periodístico y, difundirse a través de las redes sociales -Whatsapp, Facebook y Telegram-, llegan a una media de 30 millones de usuarios al mes. Las propias fake news presentan cada vez más una sofisticación y verosimilitud con las noticias reales, al utilizar nuevas formas de manipulación como las denominadas deepfake: el uso de vídeos reales con imagen y sonido alterados, intercambiando rostros o simulando expresiones y movimientos de labios, a través de la inteligencia artificial, para omitir, descontextualizar o falsear información. Un ejemplo, en esta campaña, fue la manipulación de un reportaje del programa periodístico de mayor audiencia de la televisión abierta brasileña, “Jornal Nacional”, para presentar una encuesta falsa en la que Bolsonaro estaría por delante de Lula[11]. La violencia política en 2022 Otro punto relevante en este pleito está relacionado a la violencia política. Hasta la fecha hubo por lo menos dos homicidios relacionados a las divergencias de opinión y preferencias. En ambos casos defensores de Bolsonaro agredieron y mataron a defensores del PT y del gobierno Lula. De acuerdo a una encuesta del Instituto Datafolha, divulgada el día 15 de septiembre de 2022[12], 67,5% de los electores tienen miedo de ser agredidos físicamente por sus preferencias políticas o partidistas. Éste es un reflejo de la realidad política en la cual vive Brasil, donde el presidente es el primer a incentivar la violencia contra sus oponentes en sus discursos. Lo que se observa es que hubo un aumento de la violencia real y simbólica. Delante de este contexto el ministro del Supremo Tribunal Federal, suspendió partes de los decretos que flexibilizan las reglas para el porte de armas[13]. Lo que señalan las encuestas A pocos días de las elecciones una serie de encuestas de intención de voto están siendo registradas en el TSE. Las encuestas divulgadas en la penúltima semana antes de la votación señalan estabilidad en el escenario. A pesar de presentar números distintos, las tres apuntan una ventaja de Lula en relación a Bolsonaro, la cual puede variar entre 9 y 16 puntos porcentuales dependiendo del instituto. Algo en común entre ellos es que Lula tiene la preferencia de las mujeres, católicos y personas con renta más baja (hasta dos sueldos mínimos), por otro lado, Bolsonaro tiene la preferencia de los evangelistas, de los hombres, y personas con renta superior a 5 sueldos mínimos. Bolsonaro, a pesar de invertir en medidas como aumentar el valor del "Auxílio Brasil" - una especie de continuación del antiguo y exitoso programa de asistencia social de Lula, "Bolsa Família" - y presionado para reducir el precio de los combustibles, no pudo mejorar significativamente su desempeño en las encuestas electorales. Según la encuesta del instituto IPEC divulgada el 19 de septiembre, a menos de dos semanas de las elecciones, el 50% dijo que no votaría por Bolsonaro en absoluto, mientras que por Lula el rechazo fue del 33%[14]. La campaña de Lula hoy habla en voto útil ya en la primera vuelta, a fin de intentar evitar la segunda vuelta. Sin embargo, las encuestas divulgadas en esta penúltima semana antes de las elecciones no señalan tal movimiento. Los desafíos a los que se enfretará el presidente electo Superados todos los retos del proceso electoral, el futuro presidente aún se deparará con el desafío de crear una coalición gobiernista. Mudanzas en las reglas electorales instituidas en la reforma del 2017, como la prohibición de coalición en las elecciones proporcionales o institución de la cláusula de barrera que sube al 2% (en 2018 era 1,5%) el porcentaje de votos válidos necesarios para que un partido tenga representantes en el Congreso, o elegir por lo menos 11 diputados en 9 estados, ya han impactado en el número de partidos en el parlamento, desde el inicio de la actual legislatura hubo tres incorporaciones y una fusión y 3 partidos pierden sus diputados que migraron a otros. Así el número de partidos con representantes en el legislativo en el parlamento disminuyó de 30 a 23, la indicación es que este número disminuya un poco más en la próxima legislatura, pero aún así, vamos a tener un número elevado de partidos lo que dificulta la conformación de una coalición gobiernista suficiente para garantizar la gobernabilidad. Lo que exige del presidente la capacidad de negociar con las diferentes legendas. De momento, lo que se observa es que Lula hace un movimiento que señala su acercamiento a los diferentes partidos al buscar su apoyo ya para las elecciones, no hay dudas de que la situación puede cambiar, pero es posible que consiga establecer esa amplia coalición. Por otro lado, aún Bolsonaro no hizo ningún movimiento en este sentido. En vista de todo lo anterior, podemos comprender la relevancia de estas elecciones para la historia política brasileña y, en particular, para sus instituciones. Independientemente de la victoria de Lula o Bolsonaro, sin embargo, es probable que siga habiendo desafíos relacionados, por ejemplo, con la confianza en el sistema electoral, el papel de los militares, la violencia política, la comunicación digital y la difusión de noticias falsas. La observación del comportamiento de los actores políticos con un papel central en la formación de coaliciones y gobiernos –como los partidos políticos– y de la sociedad civil será fundamental para comprender los rumbos de la democracia brasileña. [1] https://datafolha.folha.uol.com.br/opiniao-e-sociedade/2022/08/em-alta-75-veem-democracia-como-melhor-forma-de-governo.shtml [2] Una encuesta del Instituto Datafolha, divulgada en agosto de este año, mostró que el 75% de los votantes brasileños cree que la democracia es siempre la mejor forma de gobierno [3] https://blogdacidadania.com.br/2022/08/lula-forma-maior-coalizao-eleitoral/ [4] Como hizo com el actual presidente del TSE ministro Alexandre de Moraes y con el ministro Barroso cuando se refirió a ellos con palavrotas. [5] https://datafolha.folha.uol.com.br/eleicoes/2022/08/cresce-confianca-nas-urnas-eletronicas.shtml [6] https://oglobo.globo.com/blogs/pulso/post/2022/09/no-7-de-setembro-bolsonarista-em-copacabana-69percent-querem-intervencao-militar-em-caso-de-fraude-veja-os-resultados-de-pesquisa-da-usp.ghtml [7]https://portalantigo.ipea.gov.br/portal/images/stories/PDFs/pubpreliminar/220530_publicacao_preliminar_presenca_de_militares_em_cargos_novo.pdf [8] Ituassu, Arthur, Capone, Letícia, Firmino, Leonardo Magalhães, Mannheimer, Vivian, & Murta, Felipe. (2019). COMUNICACIÓN POLÍTICA, ELECCIONES Y DEMOCRACIA: LAS CAMPAÑAS DE DONALD TRUMP Y JAIR BOLSONARO. Perspectivas de la comunicación, 12(2), 11-37. [9] uno de sus videos en vivo en Facebook, por ejemplo, alcanzó 3,3 millones de visitas https://politica.estadao.com.br/noticias/geral,deputado-defende-auxilio-de-r-600-e-live-vira-a-mais-comentada-no-mundo-ocidental-no-facebook,70003423509 [10] https://www.aosfatos.org/noticias/desinformacao-eleitoral-alcanca-30-milhoes-impulsionada-por-telegram-whatsapp-e-anuncios-do-google/?utm_source=whatsapp&utm_medium=social&utm_campaign=site [11] https://g1.globo.com/jornal-nacional/noticia/2022/09/19/deepfake-conteudo-do-jornal-nacional-e-adulterado-para-desinformar-os-eleitores.ghtml [12] https://www.terra.com.br/noticias/brasil/quase-sete-em-cada-dez-brasileiros-tem-medo-de-ser-agredidos-por-causa-de-politica-diz-pesquisa,8667fb35b04dbea75a1947ae345015ac5tx7fz7n.html [13] https://noticias.uol.com.br/ultimas-noticias/agencia-estado/2022/09/10/eleicao-vive-escalada-da-violencia-real-e-simbolica-afirmam-especialistas.htm [14] https://oglobo.globo.com/blogs/pulso/post/2022/09/bolsonaro-e-rejeitado-50percent-dos-eleitores-lula-por-33percent-veja-os-numeros-da-pesquisa-do-ipec.ghtml Autores: Soraia Marcelino Vieira, Politóloga, Profesora en la Universidad Federal Fluminense. Edson Mendes Nunes Jr., Doctorando en Ciencia Política en la Universidad Federal Fluminense.
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