El 27 de marzo de 2022 después de una escalada de violencia que terminó con más de 60 muertos aquel día, el presidente salvadoreño solicito a la asamblea legislativa la aprobación inmediata del estado de excepción en el país que se encuentra regulado en los artículos 29, 30 y 31 de la Constitución Salvadoreña de 1983. La asamblea legislativa, con una mayoría holgada del partido en el gobierno, aprobó la medida por primera vez en marzo del pasado año y desde entonces, con periodicidad mensual, tal y como lo establece la carta magna, el presidente Nayib Bukele ha venido solicitando sucesivas ampliaciones que han sido aprobadas por la asamblea legislativa sin excesivo debate, lo que demuestra el debilitamiento que está sufriendo la conversación nacional en El Salvador. Hasta la fecha se han aprobado 12 prorrogas consecutivas de esta medida, una por cada mes transcurrido. La última de ellas entro en vigor el 16 de marzo estando vigente hasta el 16 de abril del presente año. Se da por seguro que el gobierno solicitara nuevas ampliaciones, que serán aprobadas, a su vez, por el poder legislativo.
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¿Quiénes son los candidatos y partidos políticos más importantes en las próximas elecciones presidenciales en Guatemala?Hay 29 partidos políticos en Guatemala con aspiraciones para gobernar el país y ocupar cargos públicos, en unas elecciones en las que se renovará el presidente, el vicepresidente, los diputados al Congreso, los alcaldes y los diputados al Parlamento Centroamericano. Miles de precandidatos fueron inscritos por el Registro de Ciudadanos, pero su criterio en la admisión o rechazo de algunos nombres ha abierto la discusión, principalmente, en casos de las fórmulas presidenciales. Las reglas para participar las define la constitución de la República y la ley Electoral y de Partidos Políticos, que establecen requisitos y prohibiciones. En el presente artículo se analizará el caso de los aspirantes que han generado controversia, en unos por su admisión y en otros por el rechazo a participar en la próxima contienda electoral. Este artículo pretendía ser publicado días atrás, pero un asunto atrasó terminarlo a tiempo: debía esperarse que nos comuniquen oficialmente en Argentina el último indicador de inflación mensual, de enero 2023, y con esto deducir también el índice de inflación interanual. Pocos ciudadanos del mundo entenderán por qué este dato es de tanta relevancia, porque, pocas naciones del mundo sufren índices de inflación mensuales preocupantes y conviven con un régimen de alta inflación. Por eso, muchos entenderán que, si uno tiene que esperar este dato para poder hablar del estado de situación integral de Argentina, es porque la macroeconomía de dicha nación no goza de buena salud. Los datos arrojaron la cifra de 6 % de inflación mensual para enero de 2023, y la inflación interanual ya alcanzó el 98,8 %. ¿Qué quiere decir que tenemos estos índices de inflación? Que somos la nación que ocupa el lugar número 5 respecto a altos niveles de inflación, solo por debajo de Venezuela (305,7 %), Zimbabue (244 %), Líbano (142 %) y Sudán (102 %). Y esto quiere decir que esta problemática macroeconómica (que pocos pueden negar, Cristina Fernández de Kirchner (CFK) es de esos pocos) proviene de un significativo problema monetario por el excesivo y sostenido gasto público, y que tal situación está llevando a la Argentina a utilizar desmedidamente “la maquinita de hacer billetes”, lo cual lógica y tristemente resulta en la suba constante de precios y el incremento de las deudas interna y externa. La sociedades suelen ser durables, pero deben renovarse –o a veces, también, reencontrarse– mediante procesos internos cuyo tiempo de vida, en cambio, suele ser mucho menor. El Imperio Bizantino existió por un milenio, pero esta larga existencia estuvo dividida en muchos periodos menores, determinados por los cambios que se fueron produciendo cada tanto. Esta es una verdad de Perogrullo, que sin embargo suele ser olvidada, en especial por los protagonistas de la vida pública, los cuales viven cada momento de auge o incluso los de decadencia como si nunca fueran a acabar. La entropía afecta a todos y a todo, pero al mismo tiempo no hay nadie que no desee perdurar. Hace algo menos de una década, los artículos periodísticos que publicaba en el extranjero sobre la situación de mi país, Bolivia, explotaban el asombro que causaba en los medios internacionales su éxito económico, su crecimiento récord, su muy mejorado bienestar social; así como los peculiares antecedentes del presidente de entonces, Evo Morales, y su aún más curiosa personalidad. Se hablaba entonces del “milagro boliviano”, de las “Arcenomics” (por el ministro de Economía Luis Arce, hoy presidente del Estado), y del creciente empoderamiento indígena bajo una democracia multicultural. Morales tenía una alta aprobación popular y se reelegía una y otra vez con elevados resultados; al mismo tiempo, las victorias electorales del Movimiento al Socialismo (MAS) le ofrecían a este partido más de dos tercios de votos en el parlamento; la oposición no podía objetar demasiado y la mayor parte de los intelectuales de las universidades y los medios apoyaban el nuevo orden, exaltaban las diferencias entre este y los “tiempos neoliberales”, o, en todo caso, matizaban su desacuerdo, si no lo callaban. The Objective.- Cada cierto tiempo, la sección internacional de la prensa retoma su interés noticioso sobre Perú: un presidente destituido, un congreso disuelto, miles de peruanos exigiendo lo primero y/o lo segundo, etc. El ritmo vertiginoso de los respectivos acontecimientos dificulta esa mirada pausada y cautelosa que permite identificar los orígenes de la inestabilidad, las salidas temporales y las soluciones definitivas. Llama la atención que existen interpretaciones de la realidad peruana para todos los gustos. Algunas enfatizan en las causas coloniales del conflicto, fundadas en Estados débiles y excluyentes, en un racismo estructural, en un «menosprecio histórico». Otras tocan las vísceras de nuestras teorías conspirativas favoritas, culpabilizando de la insurgencia a la telaraña del comunismo internacional o indignándose con la represión estatal autorizada por la versión local «mano dura». No faltan las que calzan con fetiches ideológicos, como los que consideran que «Castillo nunca tuvo poder porque era un maestro de escuela rural» (sic), o las que elucubran que «Evo Morales está detrás de la revuelta puneña» (sic).... Leer más El oficialismo ante la fragmentación política: consulta y elecciones seccionales en Ecuador4/2/2023 El próximo 5 de febrero los ecuatorianos acudirán a las urnas para elegir alcaldías, prefecturas, y resolver una consulta plebiscitaria que plantea modificaciones constitucionales. También se elegirán miembros del Consejo de Participación Ciudadana (CPCCS). El ejecutivo central afronta estos comicios con el líder peor valorado de América del Sur en 2022 (Gallup), que no es poco decir, y como uno de los estandartes del centroderecha sudamericano en un contexto en el que la izquierda copa los principales sillones presidenciales del continente. Esta situación es resultado de un buen aprovechamiento del voto ‘de castigo’ antioficialista en los últimos años más que a un giro ideológico de la región. Así lo demuestran las victorias conservadoras de Lacalle Pou en 2020 o Lasso en 2021, también desde la oposición, o las dificultades de la izquierda para extrapolar esas victorias presidenciales a escala municipal y regional en grandes núcleos poblacionales como Lima, Buenos Aires, Santa Cruz, Sao Paulo o Rio de Janeiro, además de Montevideo o Asunción, donde el centroderecha también retiene la presidencia a nivel nacional. Durante el año 2022, América Latina sufrió cambios políticos contundentes: Países como Colombia, Chile, Honduras y Brasil pasaron de estar gobernados por partidos del espectro de la derecha política a contar con gobiernos de izquierda, aunque se debe señalar aquí, que no es posible equiparar, por ejemplo, la izquierda que representa Gabriel Boric en Chile con la Honduras que gobierna Xiomara Castro. La derecha, por su parte, únicamente gobierna en Uruguay, Ecuador y Paraguay, que acudirá a las urnas el próximo 30 de abril. El año 2023 se presenta como un año de múltiples retos para América Latina en diferentes ámbitos. Estos retos, así como sus correspondientes soluciones, deben ser indicativos para conocer como encara esta zona del mundo la tercera década del siglo XXI. Cada país tiene un desafío concreto al que hacer frente. Al mismo tiempo, la región en su conjunto cuenta con la oportunidad de demostrar una mayor unidad de acción en el concierto internacional para volver a ser un actor decisivo en el nuevo año. El panorama político de Centroamérica en este 2023 no mueve en general al optimismo. Las democracias, instauradas en la región entre las décadas de los ochenta y noventa del siglo pasado – con la excepción de Costa Rica-, se encuentran en una situación de crisis y en casos como en el de Nicaragua o El Salvador, en un franco declive. En otros casos como el de Honduras, sin embargo, el escenario muestra tendencias contradictorias, como se verá inmediatamente. La incapacidad de los distintos gobiernos de la región para dar respuesta a las principales demandas de la ciudadanía, unida a la corrupción, han erosionado fuertemente la reputación y el desempeño electoral de los partidos tradicionales. En este escenario de crisis generalizada de la representación política, se han abierto paso en los últimos años nuevos liderazgos que utilizan a los partidos como meras palancas de proyección de sus candidaturas y que llegan al poder aupados por el rechazo al establishment político que siente buena parte de la ciudadanía. The Objective.- El día 1 Lula tomó posesión como nuevo presidente del gigante latinomericano en una ceremonia histórica. Histórica porque era el único hombre que conseguía llegar a la presidencia tres veces e histórica porque, unos días antes, Jair Bolsonaro, había cogido un avión de la Fuerza Aérea Brasileña y se había instalado en Florida, negándose al rito tradicional de pasar la banda presidencial al nuevo jefe del ejecutivo. Pero Lula estaba bien acompañado, primero de su esposa, la primera dama Janja, que pretende marcar un papel muy diferente a la de sus antecesoras, erigiéndose como una mujer fuerte, activa, símbolo del feminismo del gobierno Lula3. Después su vicepresidente, Geraldo Alckmin, que también presente superar la tradición de vicepresidentes decorativos. A pesar de enemigo histórico de Lula, es depositario de la confianza de este, ha sido el nombre encargado de organizar la transición del gobierno y será nuevo ministro de Industria y Comercio y quien dialogará con empresarios, industriales y público más conservador. Además, Lula estaba rodeado de otros 36 ministros que llevarán la gestión de Brasil a sus espaldas... Leer más Comenzó 2023. En Argentina hemos atravesado múltiples situaciones de crisis en los últimos tiempos, situaciones que siguen su curso y parecen guiarnos hacia lugares poco felices. Campeones del mundo En un solo terreno vencimos y a lo grande, hemos ganado el mundial de futbol y millones de argentinos se hicieron escuchar con excelsos festejos desparramando una alegría que resonó y se replicó en varias naciones del mundo. Una buena, buenísima para Argentina. Hablemos de instituciones, de corrupción y de justicia Judicialmente venimos padeciendo arremetimientos constantes desde el poder Ejecutivo al Judicial. Así abundaron amenazas del núcleo duro kirchnerista, advirtiéndonos que “si a Cristina la condenan que quilombo se va a armar”. La condena que finalmente se le dictó a Cristina Fernández de Kirchner (CFK), ex presidenta, actual vicepresidenta, es por la causa Vialidad, que refiere a irregularidades en la obra pública cuando ella fuera presidenta; los fiscales de la causa pidieron que CFK sea condenada a 12 años de prisión con inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos por los delitos de administración fraudulenta al Estado y de ser la jefa de una asociación ilícita. |